Colo Colo cierra esta noche una campaña histórica

SANTIAGO.- Hoy culmina para Colo Colo un camino que se inició hace casi cuatro meses, cuando se echó a rodar la ronda previa de la Copa Sudamericana. No muchos se atrevieron a pronosticar, por ese entonces, lo lejos que llegaría el campeón chileno. Ni siquiera el plantel lo podría haber firmado: su meta era sólo avanzar hasta los cuartos de final.

Pero este Colo Colo, lo han dicho todos, es distinto. Y así como creció futbolísticamente pese a haber perdido a figuras como Jorge Valdivia y Claudio Bravo, también fue contra la corriente con lo que suele suceder en torneos internacionales. Su camino se le fue haciendo cada vez más fácil, a medida que avanzaba.

Lo reconoció el DT Claudio Borghi, poco antes de jugar la primera final ante el Pachuca, de México. "La llave más difícil fue contra Huachipato", aseguró.

El 24 de agosto de 2006, Colo Colo debutaba en la Sudamericana definiendo el cupo chileno ante el equipo de la Octava Región. La victoria por 2-1 en Las Higueras, tras comenzar perdiendo, dejó en claro que los albos eran el mejor equipo chileno.

Sin embargo, las dudas que no estuvieron en Talcahuano, sí aparecieron en Santiago, el 31 del mismo mes. Tras ir ganando 1-0 y perderse por lo menos cinco ocasiones claras de gol, Colo Colo vio como Huachipato le daba vuelta el partido, obligando a definir todo a penales. En esa instancia, el campeón chileno mostró que cuando la delantera no es efectiva, el arquero puede ser fundamental. Sebastián Cejas tapó el penal a Pedro Morales y los albos dieron el primer paso.

Ganar afuera

En la primera ronda, el rival fue el Coronel Bolognesi de Perú que recibió a Colo Colo el 12 de septiembre. Todo había comenzado bien gracias al gol de José Luis Jeréz promediando el segundo tiempo. Parecía que la llave se definiría con tranquilidad en el partido de vuelta en el Monumental. Sin embargo, los peruanos (hasta ese minuto desconocidos para el medio chileno) realizaron dos modificaciones y dieron vuelta el marcador. Se repetía lo sucedido ante Huachipato, sólo que ahora aquel gol de Jeréz podía valer a la hora de definir en Santiago.

Y así sucedió. El solitario gol de Arturo Vidal (quien por ese entonces era aún considerado promesa en Colo Colo) en el partido de vuelta (el 19 de septiembre) selló la clasificación de los albos a octavos de final, donde todo fue mucho más simple.

El 4 de octubre los albos viajaban (sin Claudio Borghi y con los jugadores en rebeldía por un conflicto con los viáticos) hasta Costa Rica para medirse ante el modesto Alajuelense. El 4-0 no sólo dejó al campeón chileno a las puertas de su meta (los cuartos de final), sino que se transformó en la primera victoria de los albos como visitantes en torneos internacionales desde 1997 (victoria 2-1 sobre Minerven en Venezuela por la Libertadores).

El partido de vuelta, el 10 de octubre, fue un mero trámite. El 7-2 es hasta ahora la mayor goleada de un equipo chileno en un torneo internacional y le permitió a los albos llegar a los cuartos de final.

Imparable

Si bien el éxito colocolino era innegable, las críticas arreciaban por el bajo nivel de sus rivales. Se decía, entonces, que jugar ante los argentinos en cuartos de final era el verdadero inicio del torneo. Pero Colo Colo no estaba para aceptar dudas a su desempeño. La sólida victoria por 4-1 ante Gimnasia y Esgrima La Plata, el 19 de octubre, sólo fue opacada por una pedrada contra un jugador trasandino que puso en suspenso la arrasante ruta alba.

El castigo de no jugar más en el Monumetal trajo tranquilidad, ya que se esperaba incluso que les quitaran los puntos. Para que no hubiera dudas de su superioridad ante los argentinos, el campeón chileno viajó hasta La Plata en medio de un ambiente hostil y, sin barra, le propinó un 2-0 a los locales sellando su paso a semifinales, el 26 de octubre.

En esa instancia, los mexicanos de Toluca parecieron oponer más resistencia que todos los rivales anteriores, especialmente por el apretado 2-1 con que ganó Colo Colo el 16 de noviembre. El gol de visita les permitía a los norteamericanos soñar con eliminar a los chilenos, el cuadro sensación del torneo.

Pero Colo Colo no se dejó amenazar. Ese 22 de noviembre, ni la altura de Toluca, ni las palabras del técnico de los mexicanos Rubén Gallego, pudieron contra unos chilenos inspirados bajo la guía de la figura de Matías Fernández, elevado por hinchas, compañeros, colegas y comentaristas a la altura de lo más grande de Sudamérica. Con dos goles suyos, Colo Colo se instaló en la final de la Sudamericana, la sexta que juegan los albos en su historia, la primera desde que ganaron, en 1992, la Interamericana, ante Puebla de México.

Este año, el rival también es mexicano. Pachuca accedió a la final como campeón mexicano y tras dejar en el camino al brasileño Atlético Paranaense, ganando de local y de visita. Quizás por eso el primer duelo ante Colo Colo fue tan apretado como lo reflejó el 1-1. Para los mexicanos fue casi una derrota, mientras que para los chilenos significa una ventaja tan mínima que es preciso ratificarla en los últimos 90 minutos, que se jugarán hoy. Es el capítulo que falta para sellar esta historia.