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Santiago: Sábado 20 de abril del 2024 | Actualizado 10:40
BUENOS AIRES.- El ídolo deportivo argentino Diego Maradona cumplió este domingo sus primeras 24 horas internado en un centro de salud mental, donde intentará combatir la adicción al alcohol, aislado de las amistades y sin noticias sobre su evolución al dictarse una estricta reserva médica.
A los 46 años, el hombre que deslumbró en las canchas en los años 80 permanecía alojado en una habitación de un sanatorio psiquiátrico del barrio porteño de Almagro, sin que se haya informado quién pudo verlo en las últimas horas y en qué consiste el tratamiento.
"El tratamiento de Maradona debe durar por el resto de su vida", había declarado su médico personal, Alfredo Cahe, al reafirmar que el alcoholismo es una enfermedad social que debe ser motivo de cuidado permanente para no caer de nuevo en sus garras.
En sintonía con la reserva ordenada por los médicos, las expresiones de simpatía y aliento de los aficionados habían menguado en forma visible este domingo en comparación con las dos últimas internaciones del ex jugador en sanatorios privados por una hepatitis tóxica por excesos en la bebida.
El ex jugador que contribuyó fuertemente a que Nápoli de Italia pudiese ganar en los años 80 los únicos títulos de lustre en toda su existencia era mantenido en un completo aislamiento este domingo, otro día de temporales en una ciudad donde la lluvia se volvió una rutina del otoño austral.
La drástica terapia elegida por sus médicos y aceptada por Maradona al firmar de puño y letra su internación era comparable a la que se sometió en 2005 cuando estuvo en Colombia para un by-pass gástrico que le redujo el estómago.
Entre las dos internaciones anteriores, el ex capitán de la selección argentina sumaba 22 días de hospitalización, por lo cual el tiempo de encierro forzoso se elevaba este domingo a 23 días en tan solo un mes.
El médico Ginés González García, ministro de Salud del gobierno del presidente Néstor Kirchner, había señalado tiempo atrás que "es espantoso lo que están haciendo con él. ¿Quién lo interna y quién no lo interna? ¡No puede ser!".
"En la vida de Diego Maradona no hay piloto. No se puede seguir así. Hay que tomar una decisión con su futuro y su salud", había declarado González García, cuya recomendación pareció ser tomada en cuenta con el tratamiento a fondo que encaró el ex futbolista internándose en un centro de salud mental.
Los médicos del sanatorio privado Guemes, donde había permanecido los primeros 13 días de hospitalizaciones, habían coincidido en señalar en conferencia de prensa que Maradona necesitaba tratarse sus trastornos de personalidad desde un enfoque psicológico o psquiátrico.
Cahe había señalado que Maradona "está con plenitud de sus facultades mentales" y que "coherentemente medicado asume la responsabilidad de seguir con el tratamiento".
El comportamiento adictivo del paciente se había manifestado por primera vez en los años 80 cuando jugaba para el FC Barcelona de España, aunque quedó en el plano íntimo, según confesó el astro mucho después.
Cayó después en el consumo de drogas peligrosas, que tomó estado público con un caso de dopaje en un partido de la liga italiana en 1991, jugando para Nápoli contra Bari.
La enfermedad adictiva tuvo su clímax negativo en el Mundial de Estados Unidos 94, cuando fue apartado de la selección argentina por otro caso de estimulación prohibida.
