MELBOURNE.- La estadounidense Lindsay Davenport ha ganado tres torneos desde que regresó al circuito después de su primera maternidad en junio, y desde entonces sólo ha perdido dos partidos de los 21 disputados, pero el de hoy contra la rusa Maria Sharapova en la segunda ronda del Abierto de Australia ha sido el más doloroso.
La jugadora rusa se impuso por 6-1 y 6-3 en una tremenda exhibición de agresividad que desbordó a la veterana de Palos Verdes, ganadora en el 2000 y finalista en 2005, y que el pasado año decidió no competir en Melbourne.
Davenport es ahora madre de un niño, Jagger, y aunque ha regresado al circuito porque todavía se ve con fuerzas para mantener a raya a muchas de las jovencitas que comienzan, no pudo con la velocidad de bola de Maria, ni con sus ansias de victoria consumadas con 21 golpes ganadores y sólo 12 errores no forzados.
"Me tomé este partido como una final", dijo Sharapova, finalista el pasado año, cuando fue destrozada por la estadounidense Serena Williams. Y lo cierto es que puso ese empeño desde el principio pues cedió únicamente seis puntos en los primeros cinco juegos ante la satisfacción de su padre Yuri, que atacado por un fuerte resfriado, apareció en la tribuna con una capucha para cubrirse la cabeza y protegerse del frío, con lo cual su rostro aparecía aún más intimidador que de costumbre.
"Parecía un asesino, ¿verdad?", bromeó hoy la rusa en la conferencia de prensa. "Pero os juro que es una persona muy agradable. Le dije, pareces un asesino con esta chaqueta, pero está tan resfriado que me dijo que se pondría esa capucha esta noche".
Davenport no bromeó tanto y admitió que la Sharapova que se había encontrado esta noche era diferente. "Tiene la cabeza sobre los hombros mucho mejor que antes", dijo. "En mi caso sentí que nunca pude golpear la bola bien".