MECHUQUE.- En 1989, cuando comenzó a disputarse la Regata de Chiloé, las 53 tripulaciones que participaron llegaron hasta el archipiélago sureño y recurrieron a la hospitalidad de las diferentes localidades para dormir, comer y poder competir.
Con el crecimiento de la prueba, que se convirtió en la más importante para los navegantes nacionales, también se desarrollaron los equipos de apoyo de los yates que compiten. Lo normal es que cada embarcación llegué a la competencia con otra que usa para que las tripulaciones descansen y duerman mientras dure la carrera.
Un ejemplo es el caso del yate "Celfin Capital", de Jorge Errázuriz, quien nuevamente llegó a Chiloé acompañado por "Arrecife", un yate perteneciente a la empresa Canales Patagonia, que lo arrienda por US$3.600 dólares diarios.
Luis Herman, parte de la tripulación de la embarción capitaneada por Errázuriz, ha estado en todas las ediciones de la Regata de Chiloé y destaca que: "Esto ha cambiado mucho, antes uno venía y dormía con la gente, no existían estos apoyos".
Aldo Merello, director comercial de la compañía, dice que el "Arrecife" funciona como un hotel flotante, tiene capacidad para 12 pasajeros y una tripulación de cinco personas, incluida una chef, que atiende a los pasajeros.
Otro caso es el de Nicolás Ibáñez, el dueño de D&S es uno de los favoritos para ganar la competencia junto a su yate "Stella Artois", ex "Almacenero", y su travesía por los canales australes es seguida de cerca por el "Discovery", una embarcación de su propiedad.
En la nave viajan las mujeres de la tripulación, que se han trasformado en la barra oficial del "Stella Artois", con pompones incluidos, y están presentes en cada largada y llegada de las diferentes etapas.