SEPANG.- Un octavo puesto. Eso es lo que hay. Y a eso se acostumbra el bicampeón mundial Fernando Alonso, que asume con normalidad su nuevo papel de invitado ocasional a la lucha por el título del Mundial de Fórmula 1.
El español admite que su Renault, de momento, no está para más y descarta que haya muchas sorpresas a lo largo de un campeonato del que sólo se han disputado dos Grandes Premios.
Ayer en Malaisia, en una carrera sin los sobresaltos de Australia, el español fue octavo. "Al final hemos ido un poquito mejor de lo esperado, hemos llegado a mantener el ritmo de (Nick) Heidfeld y de (Heikki) Kovalainen, lo que no sucedió en Australia, y eso ya es una novedad", dijo el español.
El bicampeón mundial salió séptimo, pero se vio superado en la primera curva por los dos McLaren-Mercedes, por lo que cayó al noveno lugar.
"La salida fue clave, perdí posiciones y me quedé retrasado. Aunque no hubiera sido así tampoco habría cambiado gran cosa, quizás podría haber quedado delante de (Mark) Webber, pero no mucho más", explicó con ese realismo crudo que aplaca cualquier ilusión.
Alonso fue gráfico a la hora de expresar la lucha que mantuvo por tratar de hacer de su Renault el coche más competitivo posible. "Han sido como 56 vueltas de clasificación, he hecho todo lo que he podido y el octavo lugar fue justo".
Tras ser campeón en 2005 y 2006 y luchar por el título hasta la última carrera en 2007, el español asume como "normal" su nuevo papel. Ya no lucha contra el Ferrari de Kimi Raikkonen y el McLaren de Lewis Hamilton, sino con el Red Bull de Mark Webber.
"Sabíamos que quedar dentro de los ocho primeros iba a ser difícil y si no llega a ser porque (Felipe) Massa abandonó, no hubiéramos quedado entre ellos, así que ésa es la verdad y la situación, no hubo sorpresa. En una carrera normal, sin abandonos, fuimos novenos en la clasificación y octavos en la carrera, es lo normal", insistió.
A pesar de tomar las cosas como vienen, no puede evitar cierta frustración porque su R28 no le permite adelantar. "Tanto en Australia como aquí tuvimos que luchar codo con codo con gente, falta un poco de velocidad punta y al llegar al coche que tienes delante, en ninguna recta puedes adelantar o acercarte a él lo suficiente y te tienes que quedar detrás a la espera del fallo del de delante", explicó sus sensaciones.
El director ejecutivo de ingeniería de Renault, Pat Symonds, manda un mensaje más optimista. "Ha sido una carrera en la que relativamente hemos avanzado y nos da una clara imagen de dónde estamos todos. Está claro que necesitamos trabajar en el coche y mejorar, hay un gran hueco delante de nosotros", admitió.
El patrón del equipo, el italiano Flavio Briatore, no se da por vencido. "El punto que hemos logrado hoy no es consuelo y ahora tenemos que trabajar duro para encontrar nuestros problemas".
Todos en Renault buscan mejorar esas dos o tres décimas que necesitan, pero no será fácil lograrlas. La primera ayuda llegará con el retorno del "gran circo" a Europa para el Gran Premio de España, el 27 de abril.
"En Barcelona tendremos alguna mejora que va a llegar al coche, la misma que va a llegar a todos los equipos, así que más o menos se va a mantener la misma tónica en el campeonato. Lo vimos el año pasado y lo vemos todos los años: los coches que ganan las dos o tres primeras carreras son los que se mantienen arriba. Puede haber alguna variación de un equipo que se aleja u otro que se acerca, pero no se van a ver grandes sorpresas durante el resto del año".
Al acabar ayer octavo, Alonso consiguió un punto, por lo que ya suma seis tras los cinco del cuarto puesto en Melbourne la pasada semana, y ocupa el séptimo lugar del campeonato, a ocho puntos del líder, el británico Lewis Hamilton (14).
Su crudo realismo no le permite fijarse en esos datos tan prematuros, pero aún es capaz de esbozar una sonrisa irónica: "El primero (Hamilton) lleva catorce (puntos) y yo con dos carreras más o menos regulares tengo seis, todavía estamos cerca".