Arturo Salah tiene la pelota en sus manos. Debe buscar fórmulas para dar vuelta la llave ante Everton.
Patricio Ulloa, El Mercurio
SANTIAGO.- Este lunes en el Caracol Azul el ambiente era distinto, no sólo al interor del plantel que cayó derrotado inapelablemente el domingo ante Everton, en el duelo de ida de las semifinales de los playoffs, sino que también en el entorno natural del recinto ñuñoino.
Dos árboles caídos, mucha rama repartida en la cancha de entrenamiento y un poste en el suelo, en el sector de estacionamientos, producto del temporal que azota a la Región Metropolitana, fue el recibimiento que tuvo la escuadra universitaria.
Pero claramente ni las inclemencias del tiempo ni la derrota frente al elenco de Nelson Acosta tuvieron repercusión al interior del plantal laico.
Al parecer y por lo visto durante la práctica matinal, en los jugadores no hay tiempo para caras largas ni lamentos. El entrenamiento de esta mañaba estuvo marcado por un ambiente distendido y donde incluso hubo minutos para las bromas.
Arturo Salah decidió trabajar con dos grupos. Parte de los jugadores que terminaron el duelo frente al elenco de la Quinta Región realizó fútbol reducido junto a los reservas, mientras que el resto del contingente que entró desde el primer minuto en el Estadio Nacional, incluido el capitán Marcelo Salas, efectuó trabajos de máquina con el preparador físico Marcelo Rosemblat.
Aunque aún se desconoce cuál será la oncena titular en el partido de vuelta a las 19:00 horas del jueves, lo más probable es que utilice desde el arranque al delantero Marcelo Salas, en reemplazo de Leonardo Mas.
Universidad de Chile trabajará hasta el miércoles por la mañana en el Caracol Azul y tras su práctica viajará a Viña del mar para quedar concentrados ante el trascendental encuentro frente a los viñamarinos.