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Santiago: Martes 23 de diciembre del 2025 | Actualizado 23:36
RIO DE JANEIRO.- Renato Gaúcho, entrenador del finalista brasileño de la Copa Libertadores 2008, Fluminense, se unió hoy a la lista de candidatos a suceder a Dunga al frente de la selección brasileña al asegurar que él "no decepcionaría" en el puesto.
"Por lo que hice en el Vasco da Gama en 2006 y en el Fluminense desde que asumí, está claro que no decepcionaría" al mando de la selección, afirmó el entrenador, en declaraciones a periodistas locales.
El timonel del 'Flu' indicó que si le tocará asumir el puesto de Dunga, introduciría cambios en el combinado nacional.
"Mi selección tendría a Ronaldinho, Kaká y nueve más. Esos dos serían inamovibles. No dejaría de llamar a dos de los mayores 'cracks' del mundo fuera", apuntó Renato.
El entrenador ya ha comentado en varias ocasiones que dirigir a la selección pentacampeona del mundo sería un "sueño" para él, aunque ahora está centrado en la conquista de la Libertadores, por la que luchará su equipo contra el Liga Deportiva Universitaria de Quito a partir de la semana que viene.
El estratega que más ha coqueteado últimamente con la posibilidad de volver al banquillo que hoy ocupa Dunga es Vanderlei Luxemburgo, que ya dirigió a la "auriverde" entre 1998 y 2000.
Antes del partido de Brasil contra Argentina, disputado el pasado miércoles y en el que ambos combinados terminaron con empate sin goles, Luxemburgo aseguró que él "anima" a favor de Dunga, pero insistió que le gustaría volver a ese cargo de seleccionador.
"El día que no haya nadie al mando, soy uno de los postulantes a la plaza", precisó.
El entrenador del São Paulo, Muricy Ramalho, cuyo nombre es de los que más han sonado en los últimos tiempos, se apartó hoy de la lista de candidatos y criticó a quien se ofrece para el trabajo de seleccionador.
"Existe mucha mentirijilla, personas que dicen que van a animar a favor de Dunga, pero no hace eso", espetó.
Después del empate a cero con Argentina, Dunga se despidió del estadio Mineirão de Belo Horizonte entre abucheos de la afición y gritos que pedían su "adiós".
