PARÍS.- Un año después de una edición marcada por el dopaje, el Tour de Francia arranca el sábado en Brest para ofrecer una carrera indecisa, atractiva, pero sobre todo en busca de una nueva serenidad.
Para asentar un poco más su respetabilidad, la mayor prueba ciclista del mundo, creada en 1903, ha impuesto nuevas reglas. Hizo pagar al equipo Astana sus errores de los dos últimos años, aunque el nuevo equipo fichara entre tanto al español Alberto Contador, ganador de la 'Grande Boucle' en 2007.
Los organizadores del Tour (ASO) se alejaron también de la Unión Ciclista Internacional (UCI), punto culminante de un conflicto sobre el circuito ProTour, sin que el poder de atracción de su prueba se viera alterado.
Algunos grandes nombres (Paolo Bettini, Tom Boonen) estarán ausentes, pero los pretendientes se amontonan en la salida de una carrera que hace de sus ganadores unas leyendas.
Este año, los candidatos a la victoria serán el australiano Cadel Evans, segundo en 2007, el español Alejandro Valverde, el italiano Damiano Cunego, el ruso Denis Menchov o los jefes de filas del equipo CSC (Carlos Sastre, Frank y Andy Schleck).
Evans es el valor seguro del pelotón de 180 corredores. Valverde, reciente ganador de la Dauphiné, eleva cada vez más sus ambiciones. Menchov, liberado de la presencia del escalador danés Michael Rasmussen, se impone como único líder de su equipo (Rabobank).
Cunego, que se saltó el Giro, espera su momento. En cuanto a Carlos Sastre, tendrá el papel principal en su formación a pesar del luxemburgués Andy Schleck, debutante prometedor a sus 23 años.
3.560 kilómetros, transmitidos a 168 países
El Tour, retransmitido en directo en 168 países, es apto para todo tipo de gustos. Escaladores (con Mauricio Soler y Riccardo Riccó a la cabeza), velocistas (Thor Hushovd, Robbie McEwen) y candidatos a una victoria de etapa, el objetivo de la mayoría de las 20 formaciones en liza (17 de primera división).
El recorrido incita al ataque, objetivo buscado por Christian Prudhomme, director del Tour, al renunciar al prólogo instaurado en 1967 y a las bonificaciones de tiempo.
La carrera rompe con su tradición desde las dos primeras etapas bretonas, con llegada en alto (Plumelec, Saint-Brieuc). Afronta la media montaña en la sexta jornada, en el Macizo Central, y asalta los Pirineos sobre la marcha para coronar la estación de esquí de Hautacam.
Lo más duro espera en la última semana, para mantener el suspenso. La gran contrarreloj -la primera 'crono' (en la cuarta jornada) estará limitada a 29,5 km- ultimará la clasificación, el 26 de julio, la víspera del desfile triunfal en los Campos Elíseos.
En París, el nombre del sucesor de Alberto Contador se conocerá después de 3.560 kilómetros. Pero, para el Tour, lo importante va más allá. "El año pasado dije a los corredores que era una formidable ocasión de reconquista", anunció Christian Prudhomme. "Aquí tienen otra, hay que aprovecharla porque estas ocasiones no se reproducen indefinidamente".