SANTIAGO.- El balón emite un sonido de cascabel y los jugadores son constantemente guiados. Hay también dos vallas laterales que impiden que la pelota salga fuera, pero la pasión por el fútbol se mantiene en el primer campeonato de futsal para ciegos que se jugó en Chile.
El torneo se disputó la semana pasada en Santiago, con la presencia de dos selecciones locales y los combinados de Argentina y Uruguay. El seleccionado de Ecuador también estaba invitado pero problemas económicos de última hora le impidieron al equipo viajar.
Después de tres días de campeonato, el torneo -organizado por la Federación de Fútbol para Discapacitados Visuales de Chile (Fechider)- fue ganado por el equipo argentino, que en el partido final se impuso 1-0 al seleccionado de Chile-A, en una vibrante definición.
El triunfo fue una especie de revancha frente a la derrota que sufrió el equipo profesional argentino frente a Chile, el pasado 15 de octubre, por la décima fecha de las clasificatorias al Mundial de Sudáfrica-2010.
"Al menos los ciegos sí pudimos ganarle a los chilenos", sentenció con ironía uno de los jugadores de la ’albiceleste’ en medio de las carcajadas del resto del miembros de su equipo tras una esforzada victoria entre penumbras.
"Pero nos 'veremos' en la revancha", respondió uno de los jugadores locales, riéndose de la discapacidad de ambos.
Los partidos entre ciegos se juegan con un balón provisto de cascabeles en su interior y un miembro vidente del equipo guía a los demás jugadores ciegos, los que ingresan a la cancha con vendas en los ojos.
Los vendajes tienen la finalidad de asegurar que el juego se desarrolle en igualdad de condiciones, ya que algunos ciegos pueden distinguir entre luces y sombras, lo que les daría ciertas ventajas, según explicó uno de los árbitros del torneo Mariano Tapagline.
El jugador vidente de cada uno de los equipos se ubica detrás del arco contrario y entrega instrucciones a los cuatro jugadores que luchan por anotar. Los dos arqueros también son videntes y dan también instrucciones a los jugadores.
El partido dura una hora. Con dos tiempos de 25 minutos cada uno y un descanso de 10.
"No es nada fácil. Hay que tener mucha concentración y una comunicación perfecta entre los jugadores para poder avanzar con el balón, tocarla a algún compañero y disparar con precisión para poder anotar", explicó a la AFP Marcelo Silva, delantero de los uruguayos.
Practicar este deporte ayuda también a los ciegos a sentirse más integrados a la sociedad.
"Te olvidas de todos los sufrimientos por no poder ver, te sientes normal. Es una felicidad inexplicable", señaló el delantero argentino Roberto Delgado poco después de levantar la copa que materializó el triunfo de su selección.
"Lo que hacen estos chicos es particularmente destacable: vencer la oscuridad total, poner a prueba una coordinación entre ellos, correr con un balón que si deja de sonar ’desaparece’ y más, encima, poder anotar goles. Eso no es menor", aseguró Miguel Ulloa, director de la Fechider.
El fútbol salón para personas no videntes es muy popular en países como Brasil y Paraguay, donde sus jugadores logran vencer la discapacidad con una soltura con el balón que parece envidiable.
En Chile el deporte no está muy desarrollado. La selección chilena sólo cuenta con tres años de práctica y apenas una participación internacional durante un encuentro sudamericano en Brasil en 2007, en el que ocupó el tercer lugar.
