Católica no le encontró la vuelta al partido que planteó el Caracas en San Carlos de Apoquindo.
Andrea Robles, El Mercurio
SANTIAGO.- "Que se vayan todos, que no quede ni uno solo", cantó reiteradas veces la fanaticada de la Universidad Católica en San Carlos de Apoquindo. Es que el elenco cruzado realmente no le encontró la vuelta al partido que planteó el Caracas, que si no fuera por una tremenda mala suerte, se hubiese ido con los tres puntos de vuelta a casa.
Sólo a 10 minutos del final, la UC consiguió un empate 1-1 ante los venezolanos que poco le sirven en sus aspiraciones para seguir en carrera en la Copa Libertadores.
Desde el primer minuto los dirigidos por Marco Antonio Figueroa se instalaron en el campo del rival y propusieron un juego basado en el ataque por las bandas que, perjudicados en ocasiones por la incapacidad de Damián Díaz de tocar de primera, a ratos funcionó.
Lo de Caracas era mucho más sencillo: esperaban los espacios para salir de contragolpe, y con la velocidad y buen juego de Jesús Gómez, Darío Figueroa y Rafael Castellín complicaban el doble (o el triple) con una llegada, que lo que Católica lo hacía con cinco aproximaciones al arco defendido por Renny Vega.
Al final el gol de los venezolanos cayó a los 49' tras un centro de Figueroa, que se paseó por toda la defensa de la UC y le cayó, en la entrada del área chica, a Jaime Bustamante que sólo tuvo que empujarla para vencer a Paulo Garcés.
Desde ahí y hasta los 81 minutos no pasó absolutamente nada, pero con el gol de Juan José Morales de cabeza, tras centro de Milovan Mirosevic, todo cambió; se transformó en una de las mejores películas tragicómicas que se hayan visto en el recinto precordillerano.
Palo de Francisco Silva a los 85'; un triple palo de Caracas a los 86' (sí, tres palos en la misma jugada); un gol errado por Mirosevic en la boca del arco a los 88'; y una hinchada que alentó olvidándose de todas las reprimendas que le hizo al técnico y jugadores durante gran parte del partido.
El saldo final deja a Católica con tres puntos en cuatro partidos, y con un encuentro más que Flamengo (6 unidades) y la Universidad de Chile (7). Todo esto, en un campeonato que no le asegura la clasificación al que quede segundo en el grupo. Si los milagros realmente existen, Universidad Católica deberá comenzar a rezar.