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El partido aparte de Bielsa: No para de sufrir con los goles perdidos de Chile

El DT la pasó mal con el frío de Puerto Elizabeth y nuevamente no celebró el gol; sólo paseos.

21 de Junio de 2010 | 14:10 | Por Manuel Rojas Díaz, enviado especial a Sudáfrica
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El gol de la ''Roja'' no lo tranquilizó, es más, fue en el momento en que dio más instrucciones.

AP

PUERTO ELIZABETH.- No había transcurrido un minuto de partido, cuando ya Marcelo Bielsa había llamado a uno de sus asistentes. Este corre rápido y el DT algo le pide.

El escudero del rosarino regresa a los 60 segundos con un cuello y un café en sus manos. Es que el técnico de Chile sintió de entrada el frio de Puerto Elizabeth.

Y en los 20 primeros minutos de juego parecía congelado el entrenador argentino. Casi ni se movió de su asiento, siempre de manos y piernas cruzadas, acompañado de una botella con agua, esa que se bebió antes de terminado el primer tiempo.

Pero comenzó la farra de goles de Chile y Bielsa “enloqueció”. Una y otra vez miraba al cielo, buscaba explicaciones a tanto error frente al arco. Incluso, fue el único de la banca que no celebró el gol anulado a Alexis Sánchez. Parecía no creerlo. Tampoco levantó los brazos con el tanto de Mark González, sólo caminó.

El segundo tiempo fue una procesión de Marcelo Bielsa. Debe haberse dado unas 30 vueltas por el frente de su banca. Miraba el piso, pensaba, buscaba excusas ante el partido que se estaba dando.

El gol de la "Roja" no lo tranquilizó, es más, fue en el momento en que dio más instrucciones. Se salió de su límite permitido en la banca, se acercó a cada uno de los defensas para hablarles de cómo debían marcar en los momentos en que llegaban los suizos.

A los 65’ explotó. No estuvo de acuerdo con un cobro del árbitro y tiró manotazos al aire, aunque parecía más un desahogo después de la farra de goles nacionales.

A esa altura el frío había pasado y los dos café que bebió durante el duelo ya no era lo que le “calentaba el cuerpo”, si no la adrenalina de los últimos minutos, donde se notó complicado. Se movía de un lado a otro, buscando respuestas a todas sus interrogantes.

El pitazo final fue un alivio para el rosarino que parece no haber disfrutado el triunfo. Más bien en esa banca quedaron un montón de dudas respecto a la capacidad de concreción del equipo.

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