BELO HORIZONTE.- La Justicia brasileña dictó hoy una orden de prisión preventiva contra el ex portero del Flamengo Bruno Fernandes y contra otras ocho personas acusadas de haber asesinado a una ex novia del futbolista, quien está desaparecida desde hace más de dos meses.
El fallo anunciado hoy en Belo Horizonte evita que Fernandes y otras siete personas detenidas en el marco de las investigacionessobre el caso recuperen la libertad mañana viernes, cuando expira el permiso de arresto temporal.
La Justicia analizará ahora la denuncia penal presentada anoche por el fiscal contra las personas implicadas en el caso de la desaparición de la estudiante Eliza Samudio, de 25 años de edad.
El fiscal pidió que los nueve denunciados sean juzgados por los delitos de secuestro, asesinato y ocultación de cadáver, entre otros, y sostuvo que Samudio fue víctima de un "plan macabro".
"La suma de todas las pruebas, en especial las pruebas forenses y documentales, así como los relatos testimoniales, demuestran suficientemente el crimen de homicidio de Eliza Samudio", dijo el fiscal Gustavo Fantini.
El fiscal apoyó asimismo las conclusiones del informe presentado el 30 de julio pasado por la policía de Minas Gerais, que dio como seguro que Samudio murió asesinada por Bruno y un grupo de amigos del portero.
La muchacha está desaparecida desde el 4 de junio, cuando abandonó Río de Janeiro para reunirse con Bruno en su finca en el estado de Minas Gerais para intentar convencerlo de que reconociera la paternidad de su hijo de cuatro meses.
Pese a que su cuerpo todavía no fue encontrado, la policía de Minas Gerais sostiene que la muchacha fue asesinada a golpes y que sus ejecutores hicieron desaparecer el cuerpo entregando partes como alimento para perros y quemando el resto.
Entre las nueve personas denunciadas a la Justicia están además la esposa del portero, Dayane do Carmo Souza, y el ex policía Marcos Aparecido dos Santos, alias "Bola", apuntado como el autor directo del asesinato de Samudio.
El caso generó gran conmoción en Brasil y sepultó una prometedora carrera del portero que hasta hace pocos meses era apuntado como un fuerte candidato a integrar la selección brasileña.
Además, puso en delicada posición al Flamengo, cuya presidenta, Patricia Amorim, llegó a anunciar el despido de Bruno pero debió dar marcha atrás días después, cuando la dirección del club le instó a aguardar el desenlace judicial del caso antes de tomar una decisión.