Dos horas y 18 minutos: Lo que dejó el "lado B" de la conferencia de Bielsa

SANTIAGO.- No se lo contó a nadie. Ni a su esposa que está en Rosario, Argentina, ni a Harold Mayne-Nicholls, ni al Presidente de la República, Sebastián Piñera, a nadie. Este miércoles el técnico de la selección chilena, Marcelo Bielsa, sorprendió a todos, o a muchos, en anunciar que daría una conferencia de prensa, justo cuando en las próximas horas se definirá la presidencia de la ANFP.

Puntual, como siempre, a las 20:00 horas apareció un sonriente Bielsa, con su tenida tradicional. Polera deportiva blanca, buzo, zapatillas y sus inseparables lentes con colgantes para no perderlos.

Y habló de todo. Pero más allá de las interminables razones que entregó para explicar por qué no seguiría en su cargo si este jueves Jorge Segovia se quedaba con el sillón de la casa de Quilín, el DT trasandino se dio tiempo para muchas cosas, esas que marcaron el "lado B" de su charla de dos horas y 18 minutos.

Lo que más llamó la atención de la larga oratoria que tuvo el estratego, en un repleto salón de honor de la ANFP, fueron las innumerables anécdotas que reveló.

Fueron muchas, pero hubo algunas que sacaron más de una carcajada de los presentes. Por ejemplo: "El día que Harold me mostró las instalaciones de Pinto Durán lo recuerdo como que fuera hoy. Entramos a la hora de la siesta y en el césped habían trabajadores durmiendo. Eso no me sorprendió, lo que si me llamó la atención fue el estado del lugar. Eso me hizo dar cuenta que este señor (Harold Mayne-Nicholls) era honesto y me estaba mostrando una realidad que correspondía".

Seguían y seguían las anécdotas. Bielsa no deja pasar el tiempo y recuerda que al recinto de la avenida La Torres muchas personas han llegado a tocar la puerta, entre ellos "un preso que me pidió ayuda y se la dí, muchos jóvenes que buscaban un saludo o una foto. O 'Felipe Curicó', un muchacho de 16 años que me pidió aprender de fútbol y yo le dije que me analizara 150 partidos y me los enviara, y lo hizo. Todavía tengo el cuaderno que me entregó".

Estaba en eso Bielsa cuando en plena conferencia identifica a un periodista y comienza un particular diálogo:"¿Cómo le va amigo¿ ¡Qué bueno verlo por acá!", le dice el DT al comunicador y también relator de radio Cooperativa, Ernesto Díaz Correa. El hombre de las comunicaciones le responde "no se vaya". Pero Bielsa continúa: "para que quiere que me quede, para que le dé el equipo antes que a todos", la risa fue generalizada.

El reloj avanzaba, la prensa comenzaba a impacientarse y el entrenador seguía con su charla, es más, cuando el cronometro de la grabadora marcaba una hora y 30 minutos, y mientras a las afueras del recinto de Peñalolén un grupo de hinchas vitoreaban "Bielsa no se va, no se va, no se va….y también Harold no se va, no se va, no se va…", el entrenador se despacho una frase para el bronce: "Puedo estar cuatro horas aquí, además existe la posibilidad que no vuelve a hablar más…entiéndanme".

A esa altura ya se había tomado una botella de agua (500cc) y su memoria se ponía cada vez más frágil…"Bueno les cuento que…me olvidé otra vez, ehhhhhhhhh. No recuerdo".

Una vez que retoma su exposición continuó con sus anécdotas y también se dio tiempo para confesar que "quiero mucho a los chilenos", "nunca cobré por dar charlas", "tengo un apoyo incondicional por Harold". Otra: "como me dicen loco muchas cosas se asocian al apelativo", etc, etc, etc.

Para finalizar nuevamente retoma el dialogo con Ernesto Díaz. El relator le dice a Bielsa: "¿Le puedo hacer una pregunta?", y el DT, con tono seco y desafiante le responde: "Con usted el diálogo esta cortado, déme un ejemplo de seriedad. He hecho mucho más de lo que se merece". Tras esto Díaz explicó a Emol. "Fue en tono de broma, le verdad que lo estimo mucho y ojalá siga con la selección".

Dos horas y 18 minutos, Bielsa ordena sus más de 20 hojas que tenía en la testera, toma un sorbo de agua y se retira, esperando que Mayne Nicholls gane este jueves las elecciones de la presidencia de la ANFP.

Es el DT, es el argentino que ya dejó una huella en el fútbol nacional y por qué no decirlo, también en el pueblo chileno.