Los detalles de la histórica jornada en que Colo Colo bajó su estrella 30
La promesa de Paredes, la alocada celebración de Mosa en el camarín y la fiesta alba en un hotel resumen lo que fue el título obtenido por el Cacique.
14 de Abril de 2014 | 08:45 | Por Leonardo Vallejos, Emol
SANTIAGO.- Todo comenzó muy temprano. A eso de las 10:30 de la mañana empezaron a arribar al estadio Monumental los jugadores y cuerpo técnico de Colo Colo en el que no sería cualquier día, sino aquel en que consiguieron la tan anhelada estrella 30.
Pero ya desde mucho antes los miles y miles de fanáticos repletaban el reducto de Macul. Nadie se quería perder la fiesta. Menos Esteban Paredes, quien a pesar de su suspensión avisaba de entrada: "Aunque me lo prohiban, igual no más entraré a la cancha a festejar". Un par de horas después cumpliría su palabra.
Eso pasaba en el camarín local, mientras que en la visita, Santiago Wanderers, todo lo contrario. Había pena y preocupación por la tragedia que afecta a Valparaíso y que los golpeó muy de cerca, ya que tres utileros y dos juveniles lo perdieron todo. Ante esto, el presidente de Blanco y Negro, Arturo Salah, se comprometía con su par caturro, Jorge Lafrenz, a apoyarlos con la disputa de un duelo amistoso para reunir fondos. Los porteños fueron recibidos con un respetuoso aplauso de todo el Monumental cuando ingresaron con un lienzo que decía "Fuerza Valparaíso".
Arrancó el fútbol y el nerviosismo y ansiedad se apoderaban de los albos, y sobre todo del técnico Héctor Tapia, ante la imposibilidad de batir a un correctísimo Castellón. Hasta que en el último suspiro del primer tiempo Felipe Flores desataba la locura.
Ya con el marcador favorable a los locales, los encargados de la ANFP comenzaron a agilizar su trabajo y preparar el escenario para la celebración del título. Lo mismo hacían los de utilería del conjunto de Macul que a poco que se acabara el lance fueron a camarines para buscar las poleras con la consiga de "Campeones". "Las teníamos guardaditas para no mufar", decían.
Comenzó la fiesta
Pitazo final de Cristián Andaur y se desató la locura. Tapia era abrazado por todo sus dirigidos, y él con lágrimas en los ojos, apuntaba al cielo. "Esto es para tí papá", gritaba homenajeando a su progenitor fallecido.
Y Paredes cumplió su promesa. De improviso salió del camarín con su uniforme y su camiseta número 30. "Te dije que iba a entrar igual", recordaba el goleador de los albos que ingresó corriendo a la cancha y se llevó una ovación de todo el estadio. En las pantallas del Monumental se mostraba un video recopilatorio con la campaña y celebraciones de todos los funcionarios. Nadie quería estar al margen de la celebración.
Ya con la copa en sus manos, la fiesta se trasladó a camarines. Y quien ahí se robó la película fue Aníbal Mosa, al mismo que Paredes agradeció por el esfuerzo que hizo la dirigencia por repatriarlo. En los vestuarios el empresario puertomontino era un jugador más.
Estaba al medio de todas las rondas, saltaba y entonaba los cánticos, la mayoría dirigidos al archirrival Universidad de Chile. Un poco más calmado era el festejo de Tapia y Miguel Riffo, quienes observaban a sus pupilos y una que otra vez aplaudían. En los vestuarios la celebración duró cerca de una hora.
De ahí cada uno se reunió con sus familias y abandonaron el Monumental. Tenían que compartir con sus seres queridos y prepararse para la cena oficial de la noche. Mientras tanto, en Plaza Italia era todo algarabía. Hinchas arriba del caballo monumento al General Baquedano, cervezas por montón y de a poco se iniciaron los líos con Carabineros que debieron usar los carros lanzaaguas para dispersar a los desaforados fanáticos.
Y llegaría la fiesta final. El lugar escogido fue el Hotel W de Las Condes y La Sonora Palacios junto con los humoristas de Los Atletas de la Risa fueron los encargados de animar la celebración.
Así fue la extensa y alegre jornada para los albos que festejaron su estrella número 30.