El difícil camino que han recorrido los primos Grimalt para llegar a la "elite" del voleibol playa

SANTIAGO.- No tienen miedo en decirlo. "Estamos en el selecto grupo de los mejores del mundo". Es que así definen su presente Esteban y Marco, más conocidos en el planeta como los primos Grimalt, quienes han sido catalogados hoy por los especialistas como los "Reyes de Sudamérica" en el voleibol playa.

Y no es aventurado este apelativo, porque están ad portas de ganar por tercera vez el Circuito continental tras vencer el fin de semana pasado a una potencia como Brasil en Colombia. No sólo eso: Están primeros en el ranking mundial de este 2014 en un hecho inédito para nuestro país.

Por eso creen pasar por su mejor momento, pero escalar tan alto no ha sido fácil. Llegar a la élite del vóleibol playa les costó, y mucho, tal como lo cuentan a Emol desde Río de Janeiro.

El complicado comienzo

Si bien ambos reconocen que pertenecer a una familia de tradición en este deporte les abrió las puertas, eso no bastó para surgir y llegar a lo que son hoy.

"Cuando empezamos, no habían espacios para poder practicar. Teníamos que esperar el verano para poder perfeccionarnos en la playa, porque durante el resto del año no habían lugares para entrenar", revela Esteban.

Precisamente esto trajo otro problema. No tener donde desarrollar la disciplina frenó su vuelo. Sin poder mostrarse, las puertas para ampliar sus horizontes se cerraron y lograr financimiento era un trabajo complicado.
 
"Sin tener las herramientas necesarias era complicado. Eso nos colocaba en un nivel lejano al de los grandes competidores y cada vez se veía más difícil seguir creciendo".

Así el panorama era difícil. Sin lugar de entrenamiento, tampoco financiamiento y mucho menos competencia de nivel, no había forma de obtener resultados que los hicieran surgir.

Viajar era prácticamente imposible. Sólo podían competir en torneos locales, pero su alto rendimiento pudo más y poco a poco fueron derribando barreras dándose a conocer en nuestro país y en el continente.

La travesía hacia lo más alto

Todo esto hasta los Odesur Medellín 2010. Allí el escenario cambió. Tras conseguir buenos resultados en el Circuito de Sudamérica, los Grimalt se quedaron con la medalla de bronce en Colombia consiguiendo el anhelado financiamiento.

"Ganar esa medalla nos abrió las puertas. Conseguimos recursos para entrenar todo el año y pudimos comenzar a viajar con mucha mayor frecuencia. Eso nos permitió ponernos a ritmo de competencia", sostiene Marco.

El éxito comenzó a llegar. Los problemas quedaron en el olvido, aunque estar lejos de la familia también se volvió, muchas veces, en una razón para pensar si iban por el camino correcto.

"Hay giras que nos tienen semanas o meses fuera de Chile. Estamos lejos de nuestra familia, de los amigos y hasta de la polola. Eso te hacía replantear las decisiones que uno toma en la vida, pero sabíamos que esto era lo nuestro", dice Esteban.

Pero nunca bajaron los brazos, tanto así que tras una serie de triunfos en distintos países del continente, hoy están ad portas de dar el gran salto.

Mano a mano con los mejores

En 2013 ya experimentaron en el Circuito Mundial, ese que tiene en sus filas a los mejores deportistas del planeta, pero este año entrarán de lleno a esta competencia. Son palabras mayores, el nivel es mucho más exigente, pero ellos no le temen al desafío. 
 
"Ya somos parte la élite de este deporte. Ahora jugaremos con los mejores y sabemos que podemos hacerles frente sin problema", recalca Marco.

Torneos en Rusia, Alemania, China, Polonia, Suiza, Brasil, Argentina o Francia asoman en sus horizontes. Lo mejor de lo mejor.

Es el presente de los primos Grimalt. Auspicioso. Tanto, que los grandes resultados obtenidos este año los tienen.

Por eso ya planifican lo que viene porque aseguran que "nos queda para rato y vamos por más"...