BUENOS AIRES.— El secretario del Tesoro norteamericano, Paul O’Neill, llegó hoy martes a Buenos Aires procedente de la capital uruguaya, y de inmediato se reunió con el presidente Eduardo Duhalde, con quien conversó sobre la grave crisis económica que padece la Argentina desde 1998, considerada la peor de su historia.
Severas medidas de seguridad rodeaban la zona del aeroparque y toda la zona céntrica de Buenos Aires, en prevención de disturbios que podrían producirse más tarde.
Miles de militantes de izquierda y organizaciones sindicales, que repudian la presencia del secretario de Estado, marcharon a lo largo de la Avenida de Mayo, recorriendo las 20 cuadras que separan las Plazas del Congreso y de Mayo, desde horas antes de su llegada.
"Fuera O’Neill y el FMI de la Argentina", decían algunas de las pancartas desplegadas por los manifestantes.
Al descender del avión que lo condujo desde Montevideo, el visitante abordó un automóvil blindado de color blanco, que rodeado por vehículos de la policía federal argentina, lo trasladó hasta la residencia presidencial suburbana de Olivos, a 15 kilómetros al norte, donde lo aguardaba Duhalde.
A fin de recibir a O’Neill, el Presidente argentino demoró su partida hacia Bogotá, donde asistirá mañana miércoles a la asunción del nuevo Presidente colombiano, Alvaro Uribe. Después de la reunión, Duhalde viajó a Colombia. O’Neill permanecerá en la Argentina hasta la tarde del miércoles.
O’Neill visitó el lunes Brasil y antes de llegar a Buenos Aires permaneció varias horas en Uruguay, país al que los Estados Unidos acaba de socorrer con 1.500 millones de dólares para evitar una preocupante corrida bancaria.
La contrapartida de las reuniones que el secretario del Tesoro tendrá con el gobierno y sectores empresariales, son las dos demostraciones hostiles que han preparado el martes y el miércoles diversas organizaciones de desempleados, partidos de centroizquierda e izquierda, sindicatos obreros y grupos cívicos.
Portavoces gubernamentales han reiterado que no esperan ningún resultado "espectacular" de la visita, en relación con la lenta marcha de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que la Argentina emprendió hace siete meses para recibir asistencia financiera.
En la mañana del miércoles O’Neill se reunirá con el ministro de Economía, Roberto Lavagna, y luego ofrecerá una rueda de prensa.
Sus restantes actividades, que posiblemente incluyan visitas a hospitales y barriadas humildes, para interiorizarse de la grave situación social, han sido mantenidas en secreto por razones de seguridad.
Aníbal Fernández, secretario general de la Presidencia, declaró hoy martes a la prensa que no debe asociarse la visita de O’Neill con la eventual decisión del FMI de suscribir finalmente el acuerdo con la Argentina, que según el propio Duhalde podría concretarse en las próximas semanas.
"No sé si tiene una relación directa. En esto el gobierno norteamericano y el FMI toman decisiones similares. Nosotros creemos que hemos hecho todos los pasos necesarios para llegar a un acuerdo. O’Neill se va a llevar una visión del esfuerzo de la gente y los logros sostenidos, porque muchos de esos esfuerzos ya están empezando a dar sus frutos, aunque todavía no se traduzcan en el bolsillo del hombre común", agregó Fernández.
La demostración opositora del martes fue organizada por el sector más moderado, encabezado por la izquierdista Central de Trabajadores Argentinos (CTA), con el concurso de organizaciones de desempleados "piqueteros", partidos de centroizquierda y organismos defensores de los derechos humanos.
La demostración se realizó en calma y sin que hubiera incidentes.
La marcha del miércoles fue convocada por varios pequeños partidos de ultraizquierda, la mayoría de origen trotzkista, y por los sectores de desempleados que les responden.
Al repudio a O’Neill y el Fondo Monetario, agregan la exigencia de que renuncie el gobierno de Duhalde y que "se vayan todos" los que actualmente ocupan cargos electivos
