RIO DE JANEIRO.- El Banco Central brasileño dio esta semana un paso adelante para tratar de alejar la amenaza de una recesión, al reducir de 26 a 24,5% anual la tasa básica de interés, en medio de un creciente desempleo, el estancamiento del sector industrial y la fuerte caída del consumo.
Después de cuatro semanas de fuerte presión de prácticamente todos los sectores de la industria, el BC finalmente introdujo una reducción en la tasa de intereses dejándola en el nivel más bajo desde que el presidente Luiz Inacio Lula da Silva asumió el poder, el pasado 1 de enero.
Sin embargo, la baja de 1,5 punto porcentual en la tasa Selic tuvo la notable característica de frustrar a todos, desde los representantes industriales a los núcleos sindicales, por no frenar los dos indicadores más críticos con que Brasil convive actualmente: el desempleo y la contracción el consumo.
En junio el desempleo en las principales ciudades brasileñas alcanzó un expresivo nivel de 13%, el más alto en los últimos 19 meses (desde octubre de 2001), con alza de 0,2% con relación al mes anterior, según el estatal Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
En los siete meses de Lula en el poder, el desempleo no ha parado de crecer de acuerdo a los cálculos del IBGE, que estima que solamente en junio unas 270.000 personas pasaron a engrosar las filas de los desempleados, apenas en las seis mayores ciudades del país.
En ese mismo contexto, la industria advierte que está al filo de verse cara a cara con la recesión, una hipótesis que el gobierno rechaza de plano pero que los números exhiben como una posibilidad real en el corto plazo, a raíz de la demanda drásticamente reducida, el desempleo y el exceso de inventarios.
Este cuadro amenazó con tornarse realidad esta semana cuando importantes empresas del sector automotriz (como Volkswagen y General Motors), con sus estacionamientos abarrotados de vehículos que no logran vender, anunciaron severos programas de despidos y "reubicación" de personal, que al final revirtieron por la presión sindical.
Un estudio de la Confederación Nacional de la Industria (CNI) reveló que "el proceso de desaceleración de la economía se profundizó en el segundo trimestre", cuando ese sector productivo vio la mayoría de sus indicadores arrojar números peores que los del primer trimestre de este año.
La consecuencia de ese cuadro se tornó evidente muy rápidamente: el BC, que hace dos semanas había calculado un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del orden de 1,7% este año, reconsideró sus números y anunció que ese crecimiento deberá ser de alrededor de 1,5%.
Por esta razón, la decisión del Comité de Política Monetaria (Copom) del BC de reducir la tasa de intereses en 1,5 punto porcentual fue recibida por industriales con palabras de desaliento.
Para la influyente Federación de Industrias de Sao Paulo (Fiesp), la más fuerte central empresarial del país, la reducción en la tasa Selic fue "sorprendente", y advirtió que "hará que la economía se desacelere más tiempo".
En tanto, la CNI calificó la reducción como "frustrante", y alertó que "los últimos datos muestran que la economía se encuentra en el límite de una recesión".
El ministro de Hacienda, Antonio Palocci, buscó colocar paños de agua tibia al contexto económico, asegurando que "quien mira hacia el futuro puede ver un Brasil con estabilidad e inflación bajo control".
No obstante, al inicio de la semana, Palocci había reafirmado que la prioridad del gobierno es impulsar el crecimiento de la economía, para apenas después admitir que el "espectáculo de crecimiento" que Lula había prometido no tenía "fecha establecida".
"Nosotros ya estamos, desde el punto de vista macroeconómico, de la inflación, del riesgo país, mejor de lo que comenzamos el año. Nosotros vamos a terminar el año con crecimiento económico", aseguró.
