BUENOS AIRES.- Las negociaciones de Argentina con el FMI para refinanciar su pesada deuda pública y establecer reajustes tarifarios avanzaron con la redacción de un texto preliminar de acuerdo a tres años, indicaron el lunes altas fuentes del Gobierno.
Las conversaciones entraron en la última fase, en virtud de que el Gobierno del Presidente Néstor Kirchner está interesado en presentar en sociedad un entendimiento integral en la asamblea del Fondo Monetario Internacional (FMI) en Dubai, el 23 y 24 de septiembre.
Otra fecha imperiosa que se le viene encima al Gobierno es la del 9 de setiembre, cuando deberá cancelar un voluminosos vencimiento de unos 3.000 millones de dólares con el organismo crediticio.
Kirchner y su ministro de Economía, Roberto Lavagna, dijeron no estar dispuestos a pagar al FMI con reservas del Banco Central, por lo que un fantasma de una nueva moratoria, como la que afecta a los bonos en manos de acreedores extranjeros, vuelve a rondar al país.
Lavagna declaró que se registraron progresos en la redacción de un borrador en Buenos Aires, luego de haber recibido la semana pasada un fuerte respaldo político del secretario del Tesoro de Estados Unidos, John Snow, y del jefe de la Reserva Federal de ese país, Alan Greenspan, en una fugaz visita a Washington.
Pero hay serios obstáculos en el camino, debido a que el FMI está reclamando a Argentina que introduzca lo que llama "reformas estructurales", que en buen romance significa aumentar las tarifas de los servicios públicos privatizados, entre otras demandas.
El FMI también está exigiendo que el Gobierno compense a los bancos por los efectos de la devaluación de 65% en 2002, tras el colapso del régimen de apertura de la economía y tipo de cambio fijo (convertibilidad) en 2001.
Los bancos sufrieron pérdidas en los balances debido a que los créditos otorgados a deudores hipotecarios fueron convertidos a la relación uno a uno con el dólar, pero los débitos originados en los depósitos bancarios fueron transformados a la relación de 1,40 pesos por cada dólar.
La diferencia de 40 centavos en contra de los bancos generó un desequilibrio que el sector financiero ha calculado en unos 4.500 millones de dólares.
El FMI también le pide al país que aumente su pauta de superávit fiscal de 2,5% en 2003 a 4% en 2004, pero el Gobierno no está dispuesto a firmar un compromiso mayor a 3%.
La negativa de Kirchner y el Gobierno peronista a reajustar las tarifas en los niveles reclamados de 30% a 90% o a fijar un superávit fiscal mayor se funda en que la población sigue atravesando una crisis brutal, con la mitad de la población de 36 millones de personas hundida en la pobreza y problemas de empleo para un tercio de la fuerza laboral de 15 millones de trajadores.
"El Gobierno nunca ha recibido presiones del FMI para renegociar las tarifas y en caso de que ellos ocurriera, sería inadmisible", dijo el lunes en conferencia de prensa el jefe de Gabinete, Alberto Fernández.
No obstante las protestas por el retraso tarifario que generó en 2002 el colapso de la convertibilidad, los balances de las empresas recuperaron este año el signo positivo a raíz de la disminución del volumen en dólares de las deudas por efecto de la apreciación del peso en un 25% desde julio pasado.
Al sugerir las reformas, el FMI no ha mencionado modelo alguno de crecimiento o de reactivación de la economía, la industria o las exportaciones, pero tampoco el Gobierno está proponiendo un programa en tal sentido.
