| Éxito chileno en el Concurso Mundial de Bruselas |
Aunque los vinos chilenos no arrasaron en el último Congreso Mundial de Vinos de Bruselas 2004, la obtención de seis medallas de oro dejó a la industria nacional contenta.
Los grandes ganadores fueron los franceses con nueve medallas.
Los premios fueron otorgados ayer al inaugurarse la "Brussels Wine Expo", salón destinado a los profesionales que se realiza hasta el miércoles en la capital belga.
174 expertos internacionales estuvieron a cargo del jurado y otorgaron la más alta distinción del concurso a nueve vinos fanceses, seis chilenos, tres sudafricanos, dos canadienses y, por vez primera, a un vino producido en China.
En el año 2003, Francia había ganado seis medallas de oro, España y Portugal cinco, Chile e Italia dos, Sudáfica, Australia, Luxemburgo y Suiza una cada uno.
Los vinos chileno galardonados con una "gran medalla de oro" en 2004 son:
Tamaya Late Harvest Muscat de Alexandria 2003, de Viña Casa Tamaya SA (denominación Valle de limari) Don Sebastian, Cabernet Sauvignon, Merlot Reserva 1999, de Valle Frío (denominación Valle de Maule) Rumbo Sur, Carmenère Reserva 2002, de Viña Ventisquero (denominación Valle de Maipo) Viña Pérez Cruz, Carmenère Reserva 2002, de Pérez Cruz (denominación Valle de Maipo) Tres Palacios Reserva, Carmenère 2002, de Viña Tres Palacios (denominación Valle de Maipo) Von Siebenthal Montelig 2002, de Viña Von Siebenthal (denominación Valle de Aconcagua). |
ALTO JAHUEL.- Se adelantó la cosecha de uva y las cantidades recolectadas fueron menores este año luego de un verano caluroso y seco. Pero por lo mismo, todos los productores de vino concuerdan con que el 2004 será uno de los mejores años para la industria del vino chileno.
Chile, el undécimo productor mundial de vino en el mundo, está encaminado a producir menos vino este año, pero de mejor calidad, dicen los productores.
"Tenemos muchas expectativas para este año porque las uvas han alcanzado su madurez rápidamente. Pero pese a eso hay una alta concentración de sabor a fruta que es muy inusual encontrar", dice Ricardo Rodríguez, agrónomo de la viña Santa Rita en el Valle Maipo.
Las vendimias, realizadas en los principales valles productores, se adelantaron entre dos a tres semanas este año, celebrándose casi todas a comienzos de febrero. Un verano caluroso y seco hizo que las uvas maduraran más rápido de lo normal, produciendo una fruta más chica, con un hollejo más grueso y más concentrado en sabor.
El diagnóstico es agradecido por la creciente industria del vino que está cambiando su estrategia desde la cantidad hacia la calidad.
Los viñateros chilenos están intentando crear una nueva identidad que los permita romper con el estigma de "bajos costos y alta calidad", con lo que se les identifica mundialmente, y están buscando ofrecer vinos premium a buen precio y que consideran que pueden competir con los mejores vinos del viejo mundo.
"La producción ha sido baja, tanto para blancos como para tintos. Depende del valle, pero la producción va a ser entre un 15 y un 30% menor a lo esperado", dice Hernán Amenábar, presidente de la Asociación de Enólogos de Chile y enólogo jefe de la viña Undurraga.
"Esto, por otro lado, es una muy buena señal de calidad", agrega.
Dolores de crecimiento
El año pasado, los ingresos de la industria del vino chileno aumentaron un 11,5% alcanzando 671 millones de dólares, mientras los volúmenes de vino exportado crecieron un 13% debido a la mayor producción de frutas y a la maduración de las viñas que se instalaron durante el boom viñatero de los años 90.
Pero este éxito ha traído aparejado dolores propios de un crecer rápido. La exportación de vinos chilenos de baja calidad -o a granel-, durante el 2003, creció casi tres veces más rápido que el vino embotellado.
"Estas cifras hacen sonar las alarmas", dice Aníbal Ariztía, presidente de la Asociación de Exportadores de Vino Chileno, que representa a 45 viñas en el país.
"Es un tema de calidad y afecta la imagen de nuestro país en el extranjero, porque el vino a grandes volúmenes es usualmente de baja calidad... una persona en un restaurante que se aventura en probar uno de estos vinos puede que nunca más pida un Cabernet chileno", dice Ariztía.
La fama de Chile como productor de "alta calidad a bajo costo" lo ayudó a seducir a los consumidores en los mercados top: Estados Unidos y Gran Bretaña. Pero el sostenido crecimiento de venta de vino a granel está erosionando la parte "calidad" de esta ecuación. Y la sensación en Chile es que los productos están comenzando a perder terreno contra sus rivales, especialmente con Australia.
Ariztía prevé que las exportaciones de vino embotellado el 2004 crecerá un 5% en volumen, pero teme que el vino a granel continuará creciendo con cifras de dos dígitos.
Cansados de ser estereotipados, los chilenos ahora están apuntando a mejorar la calidad marketeando vinos premium con su denominación de origen, un rango de precio medio y alto, y dejando de promocionarse como los productores que entregan una "buena compra para su dinero".
"El promedio de nuestro vino embotellado es de 23 dólares y ha sido así desde 1998. Es de esperar que en los próximos 10 años el precio promedio sea de 30 dólares o más... Es la diferencia que hay entre vender el tronco de un árbol con la venta de papel", dice Amenábar.
El top exportador Concha y Toro aumentó sus ingresos en un 18% el año 2003, en parte, debido a una fuerte campaña de marketing enfocado a premiums más caros.
"Pruebe un vino chileno de 50 dólares y verás que estás recibiendo mejor calidad que un francés, italiano o español por el mismo precio", agrega Amenábar.
Crisis de identidad
Aún es temprano saber si el énfasis en vinos premium será exitoso. Algunos observadores extranjeros dicen que los bajos costos de producción y, por ende, un vino más barato, se mantendrá como la mayor ventaja de los chilenos ante sus competidores.
"El grupo de vinos ultra-premium que ahora se produce en Chile fue un paso importante para la región en el sentido de que traen un reconocimiento mundial y una alta autoestima. Sin embargo, estos vinos son producidos en baja cantidad y no representan lo que mayormente produce Chile", dice James Molesworth, editor en jefe de la revista Wine Spectator.
"El peor error que pudiese cometer Chile para revertir su fama es emular a los europeos o australianos", agrega Molesworth.
Sin duda los chilenos se inquietan cuando tratan de caracterizar a su país y sus vinos ante el resto del mundo. A modo de ejemplo, Australia tiene canguros, playas y una reputación de que su gente goza de todo. ¿Y Chile?
"Chile es un país serio, una nación que hace lo que tiene que hacer, pero eso no es muy divertido. Queremos que los vinos chilenos se asocien a la diversión, a pasar un buen momento, cosas que son naturales para los australianos", dice Ariztía.