BRASILIA.- Dos años después de asumir el poder, el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, pudo festejar en 2004 importantes logros políticos y económicos, pero la pobreza y las desigualdades sociales son aún el "talón de Aquiles" de su gobierno.
En sus discursos, Lula da Silva suele reconocer las deficiencias en el campo social, pero promete que eso cambiará pronto: "Veo por delante un cielo limpio, un mar tranquilo", repite el mandatario, al anunciar que, a partir de ahora, se inicia "el tiempo de la cosecha".
Continúe leyendo este artículo