Secretario general de la OEA, José Miguel Insulza.
El MercurioMÉXICO.- La baja recaudación fiscal ralentiza a la democracia en Latinoamérica y por ende al desarrollo, según se deriva del segundo informe sobre prácticas democráticas de gobierno en la región, presentado hoy por la Organización de los Estados Americanos (OEA).
"El aumento de la capacidad fiscal y tributaria, la lucha contra la evasión y el diseño de una estructura tributaria más progresiva son, elementos centrales de la agenda de la democracia,” indica el documento.
Este informe, elaborado con base a conversaciones con actores políticos de dieciocho países, se hizo público en el marco del Foro de la Democracia Latinoamericana, que se celebra desde ayer y hasta mañana en Ciudad de México.
El evento estuvo encabezado por el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, quien colocó a América como “la segunda región democrática del mundo, tras Europa.”
"Sin los recursos públicos, el Estado es impotente”, afirmó en el acto el ex ministro colombiano José Antonio Ocampo, ex secretario general adjunto de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU.
La recaudación fiscal media en los países de América Latina se sitúa en un 17% del PIB, la mitad que el promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
"Tenemos salud para ricos y para pobres, educación para ricos y para pobres,” indicó como una de las barreras que podrían superarse si hubiera más recursos públicos en las arcas del Estado.
Dichos impuestos deben ser más directos y sobre la propiedad en vez de, como sucede en la actualidad, indirectos y con respecto al consumo, aportó el subsecretario regional del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Heraldo Muñoz.
El informe también sitúa como prioritarias la necesidad de crear políticas en pro de la integración social -"las cuales no pueden perdurar en el tiempo sin una nueva fiscalidad,” se remarca-, como "la universalidad de las políticas sociales y la formalización del mercado de trabajo”.
"La llave maestra de la igualdad y la democracia es el empleo”, enfatizó al respecto la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia Bárcena.
Por ello, es necesario debatir las políticas laborales y avanzar hacia el establecimiento de “salarios mínimos dignos.” En este punto, citó el ejemplo positivo de Brasil.
Bárcena apuntó también que es fundamental que las fuerzas políticas latinoamericanas aprendan a construir pactos entre sí. "Nuestras sociedades están demasiado polarizadas (...), no podemos avanzar en ningún debate,” reflexionó.
Por último, el informe de la OEA hace hincapié en el problema que supone la inseguridad para la democracia.
El retroceso debido a la existencia de grupos criminales y de presión se ha hecho más palpable en los últimos años: “los ciudadanos ya no salen a la calle como salían antes, los muros de las casas han crecido", dijo Insulza.
No obstante, el balance de las últimas dos décadas en cuanto a avances democráticos en Latinoamérica y su repercusión en la desigualdad -hay casi 180 millones de pobres, un tercio de los habitantes de la región, según el PNUD- es en general positivo.
"Salvo Honduras, no hay retrocesos democráticos,” apuntó.
Los datos de la CEPAL muestran que entre 2002 y 2008 la pobreza cayó once puntos porcentuales (37 millones de personas), aunque la posterior crisis de los mercados empeoró la situación.
El Foro de la Democracia Latinoamericana está organizado por la OEA, la ONU y el Instituto Federal Electoral mexicano (IFE, que conmemora sus veinte años) y cuenta con ponentes como los ex presidentes Carlos Salinas (México), Ricardo Lagos (Chile), Carlos Diego Mesa (Bolivia) y Julio María Sanguinetti (Uruguay).