SANTIAGO.- Las mujeres en Chile cada vez se incorporan con más fuerza al mercado del trabajo, ganan más dinero y buscan ser independientes. Pero así todo, a la hora de dar el "sí" ante la ley, las parejas siguen optando mayoritariamente por la sociedad conyugal para efectos de dejar establecido bajo qué régimen patrimonial se administrarán los bienes.
Una situación que no deja de ser llamativa, considerando que en sociedad conyugal es el hombre el llamado a ser el administrador de los bienes. Pero las cifras son claras, y, según datos del Registro Civil, de los 35.766 matrimonios contabilizados hasta julio de este año, 19.498 (el 54%) optaron por este régimen.
Según diversos abogados expertos en derecho, esta tendencia responde a que este régimen resulta conveniente para muchas mujeres, especialmente para aquellas que son dueñas de casa.
Separación de bienes: cada uno administra libremente
Es la segunda preferencia de los chilenos, con 15.410 matrimonios hasta julio de este año. Bajo este régimen, cada cónyuge administra libremente sus bienes. Los expertos explican que hay dos razones que llevan a que optar por este régimen. Para Baraona, es conveniente en el caso de que una mujer posea muchos bienes o una herencia importante, ya que así no le deberá pasar la administración a su marido. Según Elorriaga, otra razón es si ambos trabajan y tienen ingresos similares. Eso sí, una vez que se opta por la separación de bienes no se puede dar marcha atrás, a diferencia de la sociedad conyugal, que permite cambiarse a otro régimen.
Sociedad conyugal: él administra los bienes, pero ella también tiene varios beneficios
Según los expertos, una de las razones por las cuales la sociedad conyugal sigue siendo mayoritaria es que, según la ley, es el sistema que rige por defecto si la pareja nada expresa al momento de casarse. Y como dicen los abogados, la mayoría nada dice.
Administración de uno, ganancia de dos
Pero quizás la principal razón radica en que la mujer tiene la libertad de dedicarse al hogar y sus hijos sin quedar desprotegida. Así lo explica el miembro de Baraona, Bulnes y Cía., Jorge Baraona, quien aclara que este régimen asegura que la mujer que no trabaja fuera del hogar tiene una posibilidad económica de obtener beneficios, porque lo que gana su marido es de los dos.
Bajo este sistema lo que poseía cada uno antes de casarse pasa a formar parte de los bienes en común, que durante el matrimonio administrará el marido, y que en caso de divorcio, se dividirán por la mitad. Los bienes que aporta la mujer siguen siendo de ella, pero el hombre se encarga de administralos y manejar los frutos de dicha gestión.
Las limitaciones del hombre
Pese a que el marido es el encargado de administrar, posee algunas restricciones a la hora de decidir sobre los bienes raíces, lo que los expertos ven como otro beneficio para la mujer. Si no cuenta con la autorización de su esposa, el hombre no puede vender una propiedad, hipotecarla ni arrendarla por más de ocho años (cuando es rural) y por más de cinco años, si es urbana. De esta forma, ella queda resguardada si su marido es un mal administrador.
El patrimonio reservado de la mujer
Pero eso no es todo. Si bajo este régimen la mujer ejerce un trabajo remunerado, obtendrá otro beneficio. De esta manera todo lo que adquiera con su labor irá a su "patrimonio reservado", que administrará libremente.
"Forma parte del patrimonio reservado lo que ella gana, lo que adquiere con lo que gana y los frutos de ello. Por ejemplo, gana $50 millones, se compra un departamento y lo arrienda, todo eso es de su patrimonio reservado", explica Fabián Elorriaga, profesor de Derecho Civil de la Universidad Adolfo Ibáñez.
Una vez que finaliza el régimen, si la mujer trabaja deberá tomar una decisión. Como aclara María Sara Rodríguez, directora del Departamento de Derecho Civil y Romano de la Universidad de los Andes, la mujer puede juntar sus bienes con los del marido y dividir todo por la mitad. Pero en caso que haya tenido mayores ganancias puede renunciar a los bienes comunes y quedarse con lo que ella ha ganado durante la vigencia del matrimonio.
Gananciales, el menos conocido de todos
Bajo el régimen de participación en los gananciales, cada uno administra lo suyo y comparten las ganancias. Pero sólo 858 matrimonios lo han elegido este año. ¿La razón? Es muy complejo.
Así lo aclaran en el estudio Lyon y Compañía, ya que explican que se debe llevar una contabilidad muy ordenada que permita determinar cuánto ganó uno y otro al momento de terminar ese régimen y cuánto es lo que tenían antes. Sin embargo, a la hora de destacar las ventajas, los expertos coinciden en que incorpora lo positivo de los otros regímenes: cada cónyuge administra independientemente sus bienes, y se reparten equitativamente las ganancias.