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Santiago: Viernes 26 de abril del 2024 | Actualizado 18:20
SANTIAGO.- La economía de América Latina y El Caribe crecería un 4,2 por ciento en el 2011, un desempeño menor al 6,0% con el que cerraría este año, ante un escenario más turbulento por una reactivación global más lenta y crisis en algunos países de Europa, dijo el lunes la CEPAL.
La última proyección de la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL) para el 2010 es mejor que un anterior pronóstico de un 5,2 por ciento, mientras que la estimación del próximo año es mayor a un cálculo previo del 3,8 por ciento.
Un informe del organismo multilateral prevé que las economías de Chile, Panamá y Perú lideren en crecimiento económico en la región el próximo año, mientras que economías de México y Brasil tenderían a moderar su expansión. El organismo estimó para Chile un crecimiento de un 5,3%- algo superior a las últimas expectativas internas- para el 2010 y 6% para 2011.
"El desempeño en el 2010 es sobresaliente en gran parte gracias al impacto de las políticas contracíclicas y a la recuperación internacional (...) Para el 2011 se prevé un entorno turbulento", dijo la secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena.
"Diversos factores han generado un escenario menos optimista (...) que sumado a un menor impulso sobre la demanda proveniente de las políticas públicas y estrechamiento de la capacidad productiva ociosa, auguran un menor crecimiento de la región en 2011", agregó CEPAL en un informe.
Bajo este panorama, el organismo dependiente de las Naciones Unidades estimó que habrá una reducción más moderada del desempleo, a una tasa promedio del 7,3 por ciento el próximo año, desde un 7,6 por ciento previsto para el 2010.
También se espera un aumento del déficit en la cuenta corriente a un 1,5 por ciento del PIB regional en el 2011.
Brasil, la mayor economía latinoamericana, crecería un 7,7 por ciento en el 2010 y se expandiría un 4,6 por ciento en el 2011.
Se espera que América del Sur continúe aumentando su PIB algo por encima del promedio regional (4,5 por ciento), mientras que la tasa de crecimiento en México y Centroamérica se proyecta en un nivel menor (3,6 por ciento), al igual que la de los países del Caribe (2,2 por ciento).
El Producto Interno Bruto (PIB) de México aumentaría un 5,3 por ciento este año y un 3,5 por ciento el 2011.
"México, por su parte, se ha beneficiado de la débil recuperación de los Estados Unidos, su principal mercado de exportación, que el año previo había experimentado una aguda crisis", dijo CEPAL en su informe.
El crecimiento del PIB de Argentina se ubicaría en 8,4 por ciento este año y en 4,8 por ciento el siguiente. Perú cerraría el 2010 con un alza del 8,6 por ciento, aunque suavizaría su ritmo a un 6,0 por ciento el 2011.
Venezuela finalizaría este año con una contracción del 1,6 por ciento, pero en el 2011 se recuperaría y crecería un 2,0 por ciento. Chile, una de las economías más sólidas de la región, crecería un 5,3 por ciento el 2010 y aceleraría el ritmo a un 6,0 por ciento el próximo año.
Bárcena destacó que la elevada rentabilidad con bajo riesgo que pueden ofrecer muchos activos financieros de la región puede dar lugar a un incremento de los flujos de capital de corto plazo, lo que puede originar una apreciación excesiva de las monedas de los países de América Latina y el Caribe.
No obstante, la apreciación cambiaria puede contribuir a contener las presiones inflacionarias.
Incluso, dijo la CEPAL, la fortaleza de las monedas puede tener un impacto positivo de corto plazo sobre los indicadores de pobreza, en la medida en que el consumo de los estratos más pobres es intensivo en bienes comerciables, cuyo precio relativo se esperaría que caiga.
Bárcena dijo que los países deben mirar más allá del corto plazo para evitar historias del pasado, en que los crecimientos fueron acompañados por tipos de cambio reales apreciados.
En esa línea, destacó que varios países de la región han implementado mecanismos que procuran regular la entrada de capitales de corto plazo.
Pero la jefa de CEPAL enfatizó que estas medidas deben ser acompañadas por una estrategia contracíclica que abarque el área fiscal y a la financiera, orientada a disminuir las presiones sobre la demanda interna e impedir un incremento excesivo del crédito.
