Lula fija su último salario mínimo sin cubrir la totalidad de la inflación del año

BRASILIA.- Las principales centrales sindicales de Brasil expresaron hoy su “desilusión” con el nuevo salario mínimo fijado por el presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, en uno de sus últimos actos de Gobierno.

"Lamento esta decisión del presidente Lula, un ex sindicalista que negoció con los sindicatos durante los ocho años de su Gobierno y que el último día se olvidó de negociar”, declaró el presidente de la central obrera Fuerza Sindical, Paulo Pereira da Silva.

Lula, quien concluye hoy su mandato y mañana le traspasará el cargo a la presidenta electa, Dilma Rousseff, estableció el nuevo salario mínimo en 540 reales (317 dólares, unos $148.000 chilenos) en un decreto que firmó la noche de este jueves.

Eso supone un aumento del 5,88%, por debajo del 6,47% con que el propio Gobierno calcula que cerrará la inflación este año.

El presidente de la Unión General de Trabajadores (UGT), Ricardo Patah, recordó que los sindicatos brasileños tendrán una numerosa representación en el nuevo Congreso, que se instalará el próximo 1 de febrero, y anticipó que las centrales obreras intentarán modificar la decisión de Lula por la vía parlamentaria.

Los sindicatos exigían que el nuevo salario mínimo que entrará en vigor mañana fuese fijado al menos en 580 reales (341 dólares), a fin de que contemplase la inflación prevista para 2010.

En caso de que los sindicatos logren imponer su posición en el Congreso, la decisión final en relación a una posible revisión del salario mínimo quedaría en manos de Dilma Rousseff, quien incluso podría vetar una eventual decisión parlamentaria.

Rousseff no se ha pronunciado en relación a ese asunto, pero el actual ministro de Hacienda, Guido Mantega, quien continuará en su cargo, ha anunciado que el nuevo Gobierno impondrá fuertes recortes en el gasto público, lo que pudiera significar que no aceptará un aumento del salario más allá de lo aprobado por Lula.