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Santiago: Martes 07 de mayo del 2024 | Actualizado 11:30
En el dictamen se proponen contratos, asignaciones y licencias de explotación en toda la cadena del petróleo, así como el sector eléctrico.
AgenciasCIUDAD DE MÉXICO.- Legisladores iniciaron este domingo la discusión formal de la reforma energética promovida por el Presidente de México, Enrique Peña Nieto, en medio de protestas de la izquierda mexicana por considerar que la propuesta permitirá una mayor inversión privada.
La propuesta permitiría al Gobierno conceder contratos para exploración y explotación de petróleo y gas.
Los legisladores que integran las comisiones unidas de Puntos Constitucionales, Energía y Estudios Legislativos Primera del Senado iniciaron el debate del documento de 295 cuartillas en el salón de sesiones de la Comisión Permanente del Senado.
En el dictamen se proponen contratos, asignaciones y licencias de explotación en toda la cadena del petróleo, así como el sector eléctrico. Además se perfilan aumentos de los precios de la energía y la eliminación de subsidios.
Los senadores plantean también una apertura total en el sector petrolero con contratos de diversos tipos, entre ellos de servicios, que se pagarían en dinero y contratos de riesgo, que se pagarían con una parte del petróleo que se encuentra en territorio nacional.
Los legisladores llevarán a cabo el análisis de un dictamen que también propone reformas a los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución.
Los senadores esperan analizar el documento hoy y mañana antes de que el dictamen sea llevado al pleno. En caso de ser necesario habrá más tiempo para la discusión. Peña Nieto propone reformar la Constitución para abrir al capital privado el estratégico sector de hidrocarburos, nacionalizado en 1938, que ha sido desde entonces un símbolo de soberanía del país.
La reforma propone además autorizar los contratos de utilidad compartida con empresas privadas en el sector petrolero, así como ampliar su participación en generación eléctrica, refinación, petroquímica, transporte y almacenamiento.
La izquierda mexicana rechaza la reforma por considerarla "privatizadora", mientras que la oposición conservadora, de la que depende Peña Nieto para lograr la reforma, pide una mayor apertura del sector. La energética es una de las principales reformas estructurales que impulsa Peña Nieto, del gobernante Partido Revolucionario Instituticional (PRI).
Peña Nieto necesita los votos de la oposición para sacar adelante una reforma constitucional, que requiere una mayoría de dos terceras partes en ambas cámaras, por lo que el oficialismo ha estado negociando con el conservador Partido Acción Nacional (PAN).
La iniciativa del PRI propone, entre otros puntos, autorizar los contratos de utilidades compartidas -donde el pago es dinero-, con empresas privadas en el negocio de los hidrocarburos, lo cual es rechazado por la izquierda.
La izquierda mexicana se ha opuesto a una reforma en materia constitucional y considera que sólo bastaría con hacer modificaciones a leyes secundarias para permitir que la estatal Petróleos Mexicanos tenga más ingresos para invertir.
Simpatizantes de la izquierda mexicana mantienen un cerco simbólico al Senado, mientras que la policía estableció un perímetro de seguridad protegido por vallas metálicas.
