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Analistas preocupados con avance de Alianza del Norte

"¿Quién gobierna ahora a Afganistán? La pregunta tiene que ser planteada a la Alianza que tendrá que responder rápidamente, porque las tentaciones (del poder) son muy fuertes en las diferentes facciones", dijo el expertó en defensa paquistaní, Mohammad Afzal Niazi.

13 de Noviembre de 2001 | 11:55 | AFP
ISLAMABAD.- La capital Kabul conquistada, el norte del país bajo control, movimientos en el sur: la impresionante y rápida progresión de las fuerzas de la oposición sorprendió a los analistas, que esperaban este martes consecuencias políticas en Afganistán.

"La forma en la que se desarrolaron las cosas es totalmente inesperada y muy preocupante para la coalición internacional liderada por Estados Unidos", declaró un expertó en defensa paquistaní, Mohammad Afzal Niazi.

Según este analista, los sucesivos repliegues de los talibanes de Mazar i Sharif (norte), luego de las provincias del norte y ahora de Kabul no corresponden a lo que estaba previsto, o sea que la Alianza del Norte no tenía que tomar símbolos del poder antes de que se encontrara una solución política para el futuro del país.

"¿Quién gobierna ahora a Afganistán? La pregunta tiene que ser planteada a la Alianza del Norte que tendrá que responder rápidamente, porque las tentaciones (del poder) son muy fuertes en las diferentes facciones", dijo Niazi.

Integrada por diferentes etnias minoritarias (tadjikos, uzbekos y hazara), la Alianza es una coalición que dejó malos recuerdos en Kabul. El gobierno de los muyaidines entre 1992 y 1996 fue marcado por el caos y la violencia.

"La única opción de la Alianza era entrar en Kabul tras la retirada de los talibanes, incluso para impedir un vacío en la seguridad", dijo Ahmed Rashid, un periodista paquistaní, especialista de los talibanes.

"Pero ahora hay mucha incertidumbre en torno a lo que va a ocurrir", agregó.

"Hay que impedir sobre todo que la Alianza tome el poder", declaró otro analista paquistaní, Kamal Matinuddin.

Pakistán, tradicionalmente y estratégicamente cercano a la etnia pashtún, mayoritaria en Afganistán, apoyó durante años a los talibanes antes de darle la espalda tras los atentados del 11 de septiembre.

Apenas entró en Kabul, la Alianza del Norte se mostró tranquilizadora y reiteró que no quería gobernar sola y que seguía comprometida con el proceso de paz liderado por el ex rey Zahir Sha, depuesto en 1973 y desde entonces exiliado en Roma.

Pero las primeras reacciones tras la caída de la capital (llamados a la moderación, preocupaciones exhortaciones a buscar rápidamente una solución política) revelan la preocupación de la comunidad internacional que todavía no encontró una alternativa a los talibanes.

Desde el inicio del conflicto, se barrajaba la posibilidad de instalar un gobierno multiétnico y representativo, bajo la égida del ex rey Zahir Sha.

Esta solución está tardando en concretarse. Los observadores insisten en que se necesitan personalidades de la etnia pashtún para equilibrar las fuerzas con la Alianza del Norte.

El problema es que una de esas personalidades de la etnia pashtún, Abdul Haq, fue capturado y ejecutado a finales de octubre por los talibanes.

Todavía queda la opción Hamid Karzai, un opositor de la misma etnia que entró ilegalmente en Afganistán para tratar de levantar a las tribus pashtún contra los talibanes.
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