BUENOS AIRES.- El ministro argentino de Economía, Roberto Lavagna, acusó hoy a "funcionarios de segunda línea" del Banco Central de generar un conflicto por los planes del gobierno para levantar las severas restricciones en el sistema financiero.
Pero aclaró que "no existe ningún problema" con el presidente del Banco Central, Mario Blejer, quien trabajó en el Fondo Monetario Internacional (FMI) antes de asumir ese cargo, a mediados de enero pasado.
"La misma autoridad máxima del Banco Central se encargará de poner las cosas en términos correctos, no en esto que era casi una actitud de pelea callejera", declaró Lavagna a la emisora de radio bonaerense "América" desde Bruselas, de donde hoy viaja a Washington.
En este sentido, aseguró que analizará ’’con tranquilidad’’ y "sin falsas urgencias" el plan para levantar el "corralito" financiero, como se llama a las restricciones que retienen millonarios depósitos en los bancos desde diciembre pasado.
Dijo que el plan para salir de las restricciones financieras "tendrá relación directa con la actividad productiva", en alusión a la posibilidad de que los fondos retenidos puedan usarse para invertirlos en acciones de empresas, entre otras opciones.
También se emitirá un bono público que los ahorradores podrán canjear voluntariamente por el dinero retenido en los bancos.
"Si no, simplemente se estaría dando un bono a los bancos para que los bancos limpien su pasivo y punto", subrayó el ministro, quien mañana, martes, se reunirá con las autoridades del FMI.
Roberto Lavagna señaló que esa posición "es la diferencia" con funcionarios del Banco Central, que al igual que los bancos y el FMI quieren que el canje bonos por depósitos bancarios sea obligatorio.
Además acusó a esos funcionarios de mantener una actitud "discriminatoria" en la política del Banco Central para asistir a las entidades financieras con problemas de liquidez.
Al respecto, aseguró que "se negaron" a conceder préstamos a los bancos de Entre Ríos (BERSA), Suquía y Bisel, controlados por el francés Crédit Agricole, que decidió no aportarles más capital y retirarse del país.
Los tres bancos controlados por la entidad financiera francesa quedaron a cargo del estatal Banco Nación Argentina, el mayor del país, hasta que se encuentre una solución a sus problemas por medio de su traspaso a otros operadores privados.
El ministro de Economía sostuvo que el conflicto con funcionarios "de segunda línea" del Banco Central responde a que ellos "actúan como si lo único que les preocupara" fuera el estallido de una "hiperinflación".
"Están absolutamente desentendidos de si la política monetaria que llevan a cabo produce deflación, hiperrecesión, pobreza y desempleo", aseguró.
Los bancos, que retienen depósitos a plazo por unos 31.900 millones de pesos (9.666,66 millones de dólares), rechazan los planes de Lavagna por considerar que aumentará la emisión monetaria y con ello se disparará la inflación.
