CARACAS.- Los habitantes de Caracas viven lo que parece una tregua no declarada por la Navidad tras semanas de marchas, denuncias, acusaciones y discursos entre los simpatizantes y detractores del Presidente Hugo Chávez.
Las calles del centro de la ciudad estaban el miércoles semidesiertas. Hasta el mediodía ninguno de los sectores en pugna se manifestaban en las calles.
"Menos mal que está tranquilo, sólo faltaba que en la Navidad también decidieran hacer una marcha", comentó Oscar Ruiz, quien salía de la Catedral de la ciudad al mediodía.
El paro convocado por la opositora Coordinadora Democrática sigue vigente en su vigésimo cuarto día, aunque el asueto de Navidad lo disimuló porque todo el comercio estaba cerrado de todas formas.
En la Plaza Bolívar, que en los últimos días fue escenario de tensas manifestaciones, se respiraba tranquilidad. Ahí, un niño dirigía a control remoto un carro que serpenteaba por el piso eludiendo transeúntes.
"Hasta hoy nos dejan estar tranquilos, ya estoy cansado de tantas protestas y desórdenes", expresó Manuel Peña, de 63 años, que descansaba bajo la sombra de un árbol en ese céntrico parque.
Pero en Maracaibo, a 500 kilómetros al oeste de aquí, las protestas continúan frente a una sede de Petróleos de Venezuela (PDVSA), donde se apostaron desde la noche anterior decenas de trabajadores despedidos de la petrolera por apoyar el paro.
En el lugar sonaron cacerolazos, banderas, pitos y gaitas, mientras los niños jugaban en la calle con sus recién adquiridos juguetes, según reportó la televisora Globovisión.
Otros trabajadores destituidos de la petrolera -en total fueron 90- convocaron a una misa frente a una sede administrativa de PDVSA al este de Caracas.
La víspera de Navidad fue recibida con el impacto del paro: los venezolanos debieron hacer filas para hacer transacciones bancarias, comprar alimentos en supermercados o gasolina.
Los "chavistas" marcharon por el centro de la ciudad encabezados por una docena de hombres disfrazados de San Nicolás para celebrar lo que denominaron la "Chavidad".
Aún en la Nochebuena, el estruendo de protesta de los cacerolazos se mezcló con el tradicional de petardos y juegos pirotécnicos.
Pese a la tranquilidad pasajera, las tensiones persisten, pues ni el gobierno ni la oposición han cedido en sus posturas divergentes y cada vez más radicales.
La Coordinadora Democrática insiste en la dimisión de Chávez y el adelanto de las elecciones; el Presidente los acusa de golpistas y, pese al paro, sostiene que la vida transcurre con total regularidad.
La huelga ha significado para Venezuela la pérdida de 1.300 millones de dólares en exportaciones de petróleo y causó que el precio del barril de crudo subiera en el mercado mundial arriba de 31 dólares.
Venezuela, el quinto país productor de petróleo a nivel mundial, bajó su producción de 3 millones de barriles diarios a 200.000, a causa del paro.
