MINA, Arabia Saudí.- Decenas de miles de peregrinos se congregaron hoy a lo largo de un sendero donde había tres grandes pilares de piedra, algunos pisando a otros fieles, o empujándolos con suavidad, para finalmente gritar "Alá es grande" mientras arrojaban guijarros.
El día final del simbólico ritual de "apedrear al demonio" fue algo más frenético que otras jornadas previas, a medida que los peregrinos, algunos portando consigo su equipaje, deseaban retornar con rapidez a la Meca para el ritual final del haj. Pero no hubo grandes problemas y los médicos informaron de algunas docenas de personas con lesiones menores, como moretones y raspaduras.
"Todo está bajo control", dijo el vocero del ministerio del Interior Mansour Al-Turki. "Hemos logrado arreglarnos bastante bien pese a que la multitud alcanzó una densidad crítica".
Los peregrinos tienen sólo hasta la caída del sol para realizar el ritual el sábado, en lugar de la medianoche, como en otros días.
Muchos ignoraron advertencias hechas por los altavoces en árabe, inglés, farsi y urdú, para que caminaran con lentitud y no se empujaran entre sí. "Ofrezcan a cada uno la posibilidad de que tenga su turno", dijo una voz propalada por altoparlantes, reiterando el mensaje también exhibido en grandes carteles electrónicos en la entrada a los jamarat, los pilares que representan al demonio.
"¡Cuidado con la cabeza!" gritaron algunos cuando aquellos que no pudieron llegar lo bastante cerca a los pilares arrojaron sus guijarros a cualquier parte, en ocasiones alcanzando por accidente a algunas personas más altas.
La multitud se redujo en las últimas horas de la tarde, cuando una tormenta hizo más lento el pasaje de los peregrinos.
Al-Turki calculó que unas 160.000 personas pasaron por hora sobre el puente que conducía a los pilares.
