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A Keane le interese

Con el Movistar Arena a tres cuartos de su capacidad, los ingleses desmintieron eso de que son una banda melodramática. Más bien, demostraron que son capaces de conseguir algo emocional a escala humana. Justo lo que U2 o Coldplay ya no logran hacer.

06 de Marzo de 2009 | 11:55 |
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Tom Chaplin, una de las voces mejor definidas del pop británico. La banda de piano rock demostró que no es blanda como se dice, sino emocionante.

Cristián Soto L.

-No somos unos blanditos-, declaraba Keane textual a la prensa inglesa, hace unos meses, mientras promocionaban su flamante Perfect simmetry. Incluso se habían arriesgado lanzando como single, la ochentrónica "Spiralling". La canción, que recordaba el pop de sintetizadores más comercial de los '80 (Duran Duran, The Power Station) parecía una toma de posesión ante la fiebre post-punk y electro que azota al pop inglés. Y viéndolos tocar en el Arena Movistar, con la excelente voz de Tom Chaplin, el característico staccato del piano de Timothy James Rice-Oxley (principal compositor), sobretodo, la intensidad de sus canciones, queda clarísimo que Keane no son los Coldplay en miniatura que nos quieren hacer creer.

Porque sería fácil desacreditar los recursos de Keane. Después de todo es piano rock, con canciones de estructura clásica -sin el enfermizo cut & paste o guiños afrolatinos del pop, supuestamente, más aventajado- y enraizado con lo emocional más que con la angustia adolescente, que tan buenos dividendos da a los rockers verdaderamente duros.

Después de un respetado teloneo de Francisco González, cargado a las guitarras y elogiado por la misma banda, los ingleses abrieron con "The lovers are losing". Esta canción, segundo single de Perfect simmetry, tales "Crystall ball" o "Is it any wonder" tienen toda la fuerza y escala humana perdida por U2 Y Coldplay, y que Travis intentó recuperar. Tres bandas que fracasan en lo que Keane vuelve totalmente explícito en "This is the last time", "Somewhere only we knows" y la extraordinaria "Nothing in my way". Una marca registrada, que sus detractores llamarán "fórmula", y que es simplemente encontrarle un cuerpo melódico e instrumental a un estado de ánimo.

¿Suena complicado? Entonces, hay que remitirse al cierre del concierto. Sí, porque después de los bonitos motivos ochenteros en la pantalla (gráficas de Atari, por ejemplo) y de los sinceros saludos de Chaplin, que incluso tocó con chupalla ("¡No sabía que teníamos tantos fans en Chile!" o "Ésta es para ti", decía con enternecedoras fallas en su traducción) vino el bis. Primero, "Under pressure" (Queen con David Bowie) y finalmente, la impresionante, "Bedshaped".

Ahí está resumido todo el poderío de Keane, en esta segunda visita a Chile tras el Vive Latino 2007. Un piano en primer plano, una melodía tristísima (heredera del gran trabajo de The Hit Parade, notable influencia de Keane) y un Chaplin que le saca el brillo a la voz. Es imposible no involucrarse con la canción mientras desemboca en un monumental estribillo. Porque meter ruido o incitar al baile es mucho más fácil que emocionar. Esto último, no lo lograrían agrupaciones supuestamente "blandas" como insisten en categorizar a Keane.

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