Grabar hasta que alguien se dé cuenta

Los han llamado generación MySpace, por la importancia de Internet como herramienta para dar a conocer su música. También han recibido el nombre poético de generación cortacuerdas, tal vez porque la mayoría toca guitarra acústica y tienen que tocarla fuerte para hacerse oír. Como sea, Matías Cena es uno de los nombres que más impulso trae entre una reciente comunidad de solistas chilenos, autores y autoras de una gama de canciones que a grandes rasgos va o viene entre el folk del Primer Mundo y el folclor de acá.

Entre ellos, Matías Cena es uno de los más cercanos al folk, y uno de los precoces. Tenía quince años cuando en 2002 tocó por primera vez con una banda punk en un colegio, y dicienueve cuando en 2006 debutó como solista, y son edades que sólo hacen más notorio el contraste con los hombres que él reconoce como influencia. Es una lista literal encabezada por los artistas estadounidenses de folk y blues Neil Young, Bob Dylan, Johnny Cash y Muddy Waters, un total que suma más de un siglo de experiencia acumulada.

Aunque el tiempo esté de su lado, Matías Cena le ha sacado el jugo. En los últimos dos años y medio ha dejado cinco discos libres para ser bajados de Internet, fiel a la generación MySpace. Y sobre todo desde 2008 se ha arrojado a tocar en bares y todo tipo de escenarios, fiel a la generación cortacuerdas. Su próxima fecha es a gran escala: será uno de los participantes de la jornada inicial del encuentro "Ñufolk 2009" (ver recuadro) que tendrá lugar entre el jueves 7 y el sábado 9 en Valparaíso, donde compartirá el escenario con el cantautor uruguayo Martín Buscaglia. Y tiene todo previsto para ese día.

-Antes voy a tomar té con una amiga -revisa-. Luego, tratar de hacer algo inteligente con mi vida. Y la de los demás. Después, tocar todas las canciones que pueda antes de que se suba Martín Buscaglia.

De golpe yo me bajo un disco

La grabación más reciente de Matías Cena es la cuarta de un historial que incluye Hermine (2006, también llamado De golpe yo me bajo), No es la sal (2008), A todos nos mintieron - Spies vol. 1 (2008), el reciente A todos nos mintieron - Luxemburgo vol. 2 (2009) y el inminente A todos nos mintieron - Carter vol. 3, previsto para junio. Y Luxemburgo se llama así en alusión a la revolucionaria polaca Rosa Luxemburgo (1870-1919), con una cita suya inscrita en la contraportada.

-Esa declaración de Rosa Luxemburgo aparecía citada en un fanzine anarquista que tenía guardado en mi pieza -recuerda-. Me reencontré con varios fanzines mientras ordenaba el desastre de papeles que tengo, y que aún no puedo terminar de ordenar. Cuando decidí ponerle Luxemburgo al "descargable" me acordé de ese fanzine.

-¿De dónde viene tu interés en ella?
-La conocí a través de un libro de historia de Alemania del siglo XX, de Michael Stürmer. Es una crónica del "imperio alemán", que nunca fue tal, hasta los años '20, y él apunta como el fin de ese imperio los incidentes políticos que llevan a la muerte a Rosa Luxemburgo. Eso me invitó a conocerla, el resto es un poco obvio. La muerte es una situación que puede ser muy heroica, y los héroes siempre son muy atractivos.

-En ese disco viene un "Blues para la recesión". ¿Lo escribiste para esta recesión o para alguna del pasado?
-Es para la recesión del corazón. Mentira. Todo el mundo teme tanto a la recesión que tanto se profetizó, que la palabra me pareció un gran símbolo para definir una crisis. Interna y global. Además la canción trata de ser un blues al estilo Muddy Waters, lo que me lleva al blues de los años '30 y '40, muy marcado por la gran recesión del '29. Un tributo al horror.

-¿Crees que estamos de hecho en recesión? Hay una discrepancia técnica al respecto entre el Ministro de Hacienda y algunos economistas.
-No sé si es recesión como tal o una pesadilla de los especuladores, pero los números están muy raros. Y para variar los platos rotos no los están pagando quienes los rompieron, y sólo vemos cesantía en los diarios y los noticieros. Es muy chistoso porque los diarios se han transformado este último tiempo en algo así como el Apocalipsis, y los periodistas en Juan. Influenza humana, recesión, las niñitas del (colegio) Cumbres transformadas en "ángeles", (el general de Carabineros) Bernales en mártir. Los episodios más oscuros de la Biblia ahora salen en "Teletrece".

-Con tanto discos grabados, ¿es un propósito ser prolífico, o las canciones surgen espontáneas?
-Creo que sigo el ejemplo de Javier Barría (el más prolífico cantante de esta misma generación: catorce discos en siete años al cierre de esta edición). Grabar tantos discos como puedas, hasta que alguien se dé cuenta de que existes. La suerte mia es que empecé más joven que él, me parece.

-Spies, Luxemburgo y Carter son parte de una misma serie, A todos nos mintieron. ¿Va a ser una trilogía o el plan va más allá? ¿Se sabe cuándo termina?
-Yo creo que A todos nos mintieron no va a terminar nunca. Me gusta crear tradiciones y tonteras que alguien pueda conectar. Además, siempre estoy grabando cosas: por suerte puedo, y como puedo, lo hago. La saga no tiene más ciencia que eso. Excepto por Luxemburgo, claro. Demasiadas ideas juntas.

-¿Y Hermine, Spies y Carter quiénes son? ¿Otros personajes de la saga?
-Hermine es un personaje del libro Lobo estepario, de Herman Hesse. August Spies fue uno de los mártires de Chicago; él dijo "señor juez, mi defensa es su propia acusación". Howard Carter fue el arqueólogo que encontró a Tutankamón. Yo también encontré un par de cosas en los últimos meses. Y me gustaría revivir a George Best, el notable jugador irlandés que murió a causa del alcohol, o a algún personaje de En el camino (la novela del autor beat Jack Kerouac): Old Bull Lee me tinca mucho. Emma Goldman (la igualmente connotada anarquista lituana) también, siguiendo la línea de Luxemburgo. Son muchos.

-Otro personaje para el final: ¿es casualidad que en algunas fotos salgas parecido a Bob Dylan?
-¿Es casualidad que Bob Dylan salga parecido a Woody Guthrie en algunas fotos? ¿Es casualidad que Duffy tenga un peinado exactamente igual al de Dusty Springfield? No, Bob Dylan es tan grande que por más que trate de parecerme a él ni en cien vidas lo voy a lograr.