"La canción se la tiene que apropiar el que la oye"

Con su look habitual de cazadora y pelo desarreglado, delgado pero con mejor aspecto y quizás también  más optimista que nunca, el cantante sigue siendo el mismo al que aman sus incondicionales. Aunque a sus sesenta años, la vida le ha enseñado a disfrutar de las pequeñas felicidades cotidianas que en su caso incluyen una gira que arranca el próximo 20 de noviembre, y que en enero le llevará a Argentina, y probablemente Uruguay y Chile.

A doscientos metros de su casa, la promoción tiene lugar en un ático de la Casa Palacio Atocha con vistas a los tejados de ese Madrid que ha sido el escenario de su vida y, muchas veces, protagonista de sus canciones. Hay esperando medios españoles pero también argentinos, chilenos o mexicanos. América es parte de su vida. Una tierra que el cantante español recuerda con cariño, y que se refleja en este disco a través de su último track, “Violetas para Violeta”, un tema que tiene a Chile como protagonista y que es además un homenaje a la difunta Mercedes Sosa.

Sus catorce nuevas canciones siguen teniendo un gusto típicamente  suyo,  amargo y mucho de desamor. Pero su vida personal pasa por un momento dulce.  Quizás por eso no resulte extraño que un titulo agridulce como  “Tiramisú de limón”  haya sido la primera de sus canciones convertidas en single,  y que “Vinagre y Rosas” sea el título de su décimoquinto disco.

-Hace un año en una entrevista televisiva en España comentabas que estabas derrotado y no tenías ninguna canción. ¿Qué ha pasado durante 2009? ¿Los tiempos de crisis son propicios para la creación?
-No estaba muy animado. Después de la gran gira con Serrat que era una especie de fiesta cívica en todos sitios, estaba agotado.  Además pasaba, y paso, por un momento de razonable felicidad doméstica. No era un estado apropiado para el tipo de canciones que hago. Entonces me aproveché de un amigo mío poeta, Benjamín Prado, que estaba en una crisis importante con una chica. Nos fuimos a  Praga, y de esta forma salió el núcleo de las canciones que más me gustan. Por eso la letra del primer single, "Tiramisú de limón", la firmo con él. De todas formas cuando escribes sobre desamor y tienes sesenta años la memoria trabaja. Estás poniendo cosas que te han pasado y que han pasado a todo el mundo, porque si son cosas que no nos han pasado a todo el mundo no llegan. La canción se la tiene que apropiar el que la oye.

-Cuatro años desde el último disco para dar a luz a tu décimoquinto álbum. ¿Cómo estás viviendo el regreso?
-En realidad son cuatro años que no tengo un disco de creación nueva, pero hace dos con la gira del Serrat también estuvimos trabajando. No he estado tan relajado. Además yo también soy medio periodista y he seguido escribiendo en la revista español "Interviú" poemas, con los que también saco cada dos años un libro.

-El disco se presenta en dos formatos, el convencional y una edición con poemas y dibujos. ¿Hay que hacer de todo para vender?
-Si te digo la verdad, son tácticas de las discográficas contra la piratería. Como también escribo y dibujo, ha sido la oportunidad para mostrarlos. Pero la verdad es que tiene poco que ver conmigo y con el trabajo de creación de canciones.

-¿Cómo ha sido el trabajo para el disco?
-Yo hago discos cuando tengo canciones, cuando tengo ganas de salir de gira. No tengo presiones de ningún tipo. Desde la portada hasta la última coma tiene que ver conmigo. El disco me había salido un poco tristón, se me había ido la mano con el desamor. Por eso al final hay un grupito español, los Pereza, que a mí me gusta mucho porque son muy juveniles. Nos conocimos de forma muy curiosa, porque Guti, el jugador del Real Madrid, aunque yo soy del Atlético,  me llevó a verlos y me gustó mucho y entonces se me ocurrió que en un disco demasiado tristón hacía falta un toque juvenil. En Chile no los conocen pero los conocerán, porque me los llevaré al cono sur en la Cancha de Boca y luego a chile.

-¿Qué es un "Tiramisú de limón", tu primer single?
-Es algo imposible, como también lo es "Vinagre y rosas", pero son las cosas que me gustan: imposibles pero que sugieren o que suenan bien. Entre lo dulce y lo amargo.

-En "Viudita de Clicquot", el segundo tema del disco, haces  un repaso a tu vida.
-Cuando cumplí cincuenta hice "A mis cuarenta y diez", y ésta es como una prolongación de la anterior, además de que ya no podría seguir cantándola en los conciertos. Y como todo el mundo sabe que Clicquot es el mejor champagne del mundo...

-En la canción hablas de que a los treinta años fuiste de armas tomar, de tu naufragio a los cuarenta... ¿Cómo se lleva el envejecer en público, en el escenario?
-Estoy muy contento de estar vivo. No estaba previsto en mi guión de los treinta años. Era de los que creía que a partir de los cuarenta años la vida daba igual. Llegué hasta los cincuenta y pocos con esta especie de juventud prolongada hasta el extremo. Y luego levanté el pie del acelerador porque no me gusta ser un cantante muerto, prefiero ser un cantante vivo. La vida ahora no es tan nocturna, ni tan intensa, ni tan alcohólica, ni tan adictiva. Pero disfruto de  placeres como irse de gira durante un año y enfrentarse a muchos públicos, algunas fiestas después de los conciertos, y visitar amigos diseminados por todos sitios. Además de que la razonable felicidad doméstica también tiene sus satisfacciones.

-¿Contento en lo personal, pero preocupado en lo social? Tu canción "crisis" hace referencia a la situación económica y social actual...
-Durante el último año no hay día en que no oiga veinticinco veces la palabra crisis. Y no sólo en la radio o la televisión, también te encuentras con amigos y te hablan de la crisis. Es imposible que alguien que esté en un proceso de creación y de escribir canciones hacerlas al margen de la crisis. Se está dando dinero a los bancos para volver a lo mismo. No veo intención alguna en el mundo de corregir el modelo económico, en eso soy muy pesimista. Pero soy optimista en que la gente encontrará alternativas.

-"Vinagre y rosas" sale con un canción extra: "Violetas para Violeta".
-Era una canción muy antigua que he cantado en muy pocas ocasiones, básicamente cuando voy a Chile. Poco antes de morir Mercedes Sosa me pidió una canción para grabarla con ella. Esta canción era inédita porque la había cantado pero no la había grabado. Por esto tras su muerte, y aunque estaba previsto cantarla con ella, la he incluido en el disco como un modo de homenaje y un guiño a Chile.

-¿Cuánto vas a tener ocasión de cantarla de nuevo en Chile?
-La gira comienza el 20 de noviembre (la fecha del levantamiento armado del general Franco) y además en Salamanca, que fue cuartel general de Franco, aunque fue una coincidencia. Al cono sur iremos en enero y febrero, creo que a Chile iremos  en la primera tanda junto con Uruguay y Argentina.

-Eres un hombre comprometido. ¿Cómo ves el Chile del siglo XXI?
-En algunos sentidos Chile es ejemplar. Han hecho una transición organizada. Parece (pronuncia haciendo énfasis en la palabra) que es una ejemplo económico para América. Tienen una presidente muy socialista que parece es muy aceptada, como lo fue Ricardo Lagos. Todo muy lejos, claro, lejos de de la utopías y de los sueños de la gente a lo que yo pertenezco.

-¿La edad te ha hecho dejar de lado las utopías y los sueños?
-Las utopías pertenecen al terreno de lo deseable y de los sueños, y no me desprendo de ellos. Con los años lo que ocurre no es que uno deje de creer en eso, sino que deja de darse golpes contra la pared.