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Cultores del folclor, la poesía popular y el guitarrón despiden al cantor y payador Santos Rubio

Reconocido como un maestro y como el último exponente de la tradición oral aplicada al guitarrón, el fundamental cantor de Pirque, fallecido el pasado martes, recibe el tributo de sus compañeros y discípulos.

26 de Mayo de 2011 | 11:05 | Por David Ponce, Emol

SANTIAGO.- Se entiende por canto a lo poeta la suma de dos tradiciones campesinas ancestrales: el canto a lo divino, de inspiración religiosa, y el canto a lo humano, de motivos terrenales, que a su vez incluye el arte de los payadores. Y en todas esas tradiciones es reconocido como un maestro el cantor y payador Santos Rubio, a quien diversos cultores del folclor y las tradiciones chilenas despiden aquí tras su muerte, ocurrida el pasado martes 24 de mayo.

De nombre completo Santos Daladier Rubio Morales, falleció a los 72 años a raíz de un cáncer estomacal en la ciudad de Pirque, próxima a la comuna de Puente Alto en la capital. Es el lugar donde Santos Rubio nació y cultivó durante toda la vida los diversos oficios de cantor a lo humano y lo divino, payador y diestro en instrumentos como el guitarrón, la guitarra, el arpa, el rabel, la mandolina y el acordeón, entre otros.

Allí, en el sector de La Puntilla de Pirque donde estaba su casa, fueron velados sus restos y efectuados sus funerales en la tarde del miércoles 25. "Estaba lleno de gente, era bien impresionante ver todo ese barrio transformado", recuerda José Pérez de Arce, investigador del Museo de Arte Precolombino y discípulo de Rubio en el guitarrón. Una vigilia de canto a lo divino se extendió por toda la noche junto a las visitas de cantores, payadores y folcloristas como Catalina Rojas y Patricia Chavarría, entre muchos otros.

"Ha sido una pérdida tremenda pero sabemos que su legado va a quedar siempre, porque estaba formando jóvenes, niños —dice Patricia Chavarría, investigadora que viajó desde la región del Bío Bío, donde vive, para estar presente—. Él hacía clases en la escuela de La Puntilla, y en la mañana fueron los alumnos de esa escuelita a cantarle, niños de nueve, diez años, que cantaban lo que él les enseñó".

El cantor a lo divino

La misma Patricia Chavarría reconoce a Santos Rubio entre una gama de cultores eminentes y todavía vigentes en estas tradiciones, como Arnoldo Madariaga, de Cartagena; Manuel Gallardo, de Aculeo, o Domingo Pontigo, de Melipilla. Y recuerda haber escuchado a Rubio ya a fines de los años '60.

"Lo conocí más que nada como cantor a lo divino y lo escuché también en algunas ruedas de payadores en la Universidad de Chile, organizadas por don Juan Uribe Echavarría, que se preocupó tanto de los poetas populares. Santos era, o es, porque realmente su legado no se va a terminar nunca, uno de los grandes maestros del canto a lo divino junto con Chosto, que hace poco falleció", dice en alusión a Osvaldo "Chosto" Ulloa, guitarronero y cantor también pircano, que murió el pasado 7 de octubre.

"Además de ser cantor a lo divino, a lo humano y payador, Santos tenía composiciones propias, muchas tonadas y valses, aparte de lo que creaba en el momento", agrega la folclorista. "Y una de las cosas que más me llaman la atención es su excelencia musical. Es una de las pocas personas que conocí que tuvieran oído absoluto. Lo vi en un grupo de ocho o diez guitarristas señalar 'a ver, a ver, esa guitarra tiene la quinta (cuerda) desafinada'. Era impresionante".

Encuentros de payadores

En su faceta de payador en cambio lo sitúa sobre todo el cantante, compositor y escritor Nano Acevedo, en particular a propósito del célebre elenco de payadores que en 1980 formaron Benedicto Piojo Salinas, Pedro Yáñez, Jorge Yáñez y Santos Rubio. Es la Agrupación Críspulo Gándara, que ese año dio un nuevo aire de popularidad al arte de la poesía improvisada.

"Gigante —dice Acevedo—. Fue un gran aporte el de Santos porque es uno de los más grandes payadores de los últimos cuarenta años, de eso no hay ninguna duda. Tenía mucha llegada entre la gente joven, y tú ves que una gran cantidad de guitarroneros y payadores jóvenes crecieron un poco al lado de Santos Rubio. Él entregó lo que sabía y era mucho, porque fue un payador muy ingenioso".

La ceguera que lo afectó desde temprana edad es otro de los rasgos que definen el carácter de Santos Rubio. "Todo lo suyo fue la oralidad, porque quedó ciego al poco tiempo de nacido: lo importante es la transmisión oral de lo que sabía", agrega el escritor, quien conoció a Rubio a fines de los años '70, cuando Acevedo era el gestor de la pionera Peña Javiera en la capital. "A la peña nuestra fueron payadores como Hermógenes Escobar, Lázaro Salgado, Pedro Yáñez, y lado de ellos está Santos Rubio, entre muchos otros payadores de gran nivel".

Santitos porque era ciego

José Pérez de Arce escuchó primero a Santos Rubio en discos como el célebre LP "Canto por travesura" (1972), de Víctor Jara, en el que Rubio y Pedro Yáñez tocan arpa y guitarrón respectivamente. Años después fue su discípulo en el guitarrón en 1992, y hoy destaca su importancia en la comunidad de guitarroneros pircanos formada por cultores como el veterano Manuel Saavedra, el citado Osvaldo "Chosto" Ulloa y los más jóvenes Juan Pérez Ibarra y Alfonso Rubio, hermano menor de Santos Rubio.

"Es un profesor nato, con una metodología súper clara e inventada por él. Seco el gallo —dice Pérez de Arce—. Y es el último guitarronero que quedaba de la gran tradición de Pirque. Santos y el Chosto son los dos únicos que mantenían la tradición oral: el Chosto porque era campesino por donde lo miraras, y el Santitos porque era ciego. Los que quedan ahora son más mestizados, más urbanos. Alfonso (Rubio, hermano de Santos) es un excelente guitarronero y cantor a lo poeta, y es quien va a tomar el relevo".

"Santos Rubio es el mejor cantor a lo poeta que he conocido —concluye Moisés Chaparro, experimentado payador y además investigador de esta disciplina entre sus pares—. Uno de los más grandes cantores a lo divino, uno de los mejores guitarroneros y uno de los más pícaros payadores. Estamos hablando de una dimensión de poesía popular chilena en su más alta expresión".

Y sin esa picardía que menciona Chaparro no está completa una semblanza de Santos Rubio, dice el payador. "Como hay tanta pena con su despedimento se olvida el anecdotario de Santos Rubio, y el anecdotario de un payador es siempre sabroso. Habíamos coincidido en un encuentro en Graneros, hace unos siete años, y al Santos no sé por qué se le ocurrió cambiar los papeles: yo era el Santos Rubio y él era el Moisés Chaparro. Y yo me atravesé con la guitarra. "Toca bien, poh, ciego con…", me dijo.

Moisés Chaparro también recalca la vieja escuela pircana recibida por Rubio y representada por nombres legendarios como los de Juan de Dios Reyes o Liborio Salgado, antepasado del célebre payador Lázaro Salgado. "Santos es uno de los herederos directos de los cultores del siglo diecinueve. Es un puente que conecta esa antigua generación y la actual. Conversar con él era siempre una cátedra. La mayoría de los cultores de hoy son en parte sus descendientes, porque no hay un solo guitarronero en este país que no haya aprendido algo de él".

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