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Werner Herzog: "Puedo hacer visibles cosas que otros perciben vagamente"

El realizador alemán estará en Fidocs con "Into the Abyss" y además estrena en España su anterior documental, "La cueva de los sueños olvidados".

17 de Junio de 2012 | 11:14 | EFE
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Werner Herzog continúa motivado en la línea del cine documental.

EFE
MADRID.- Cuando el cineasta alemán Werner Herzog realiza cine documental, no hace sino huir de la concepción convencional de la realidad, operación que repite en "La cueva de los sueños olvidados", un viaje espeleológico en 3D que potencia esa "mirada vertical al abismo del hombre" que siempre le ha perseguido.

"Sé que puedo hacer visibles cosas que otros perciben vagamente", asegura a EFE un director que, desde su etapa con Klaus Kinski en títulos como "Aguirre: La ira de Dios" a sus luminosos y atípicos documentales como "Grizzly Man", ha sido capaz de dar una mirada sorprendente a todos los temas que ha abordado.

El trabajo más reciente del realizador alemán es "Into the Abyss", documental que se sumerge en el tema de la pena de muerte y la disparidad de la justicia en Estados Unidos. Esta película será parte de la programación del próximo Festival Internacional de Documentales de Santiago (Fidocs).

"Intento desviarme del cine basado únicamente en los hechos. Hay una gran desventaja en el llamado 'cinéma vérité'. Creen que los hechos constituyen la verdad y esta afirmación es falsa. Los hechos crean normas, pero no te llevan a la verdadera iluminación. Y la realidad está en constante cambio. Ya no valen las mismas respuestas que en los sesenta", explica Herzog en una entrevista con EFE por el estreno en España de "La cueva de los sueños olvidados".

En esa cinta, el realizador de "Fitzcarraldo" trenza arte, instinto y espiritualidad bajo la piel de un documental científico rodado dentro de las cuevas de la localidad francesa de Chauvet.

Literalmente, profundiza en los misterios del hombre en su privilegiado viaje por un material artístico que permaneció de espaldas a los ojos del hombre durante 23.000 años y su gran hallazgo es la ignorancia que el ser humano tiene sobre sí mismo.

"No tenemos buenas respuestas, pero tenemos buenas preguntas", asevera. "Siempre he intentado abordar un estrato más profundo de verdad. Un éxtasis de verdad, casi como un éxtasis religioso al estilo de la mística medieval", añade. Pero, con tamañas pretensiones, el verdadero milagro es que salga airoso del reto.

Herzog, no en vano, siempre tuvo una relación de amor-odio con la religión. "Tuve una cara religiosa muy dramática entre los 13 y los 15 años. Aunque se ha ido disipando, siento un eco distante", recuerda un hombre que sintió el fervor del catolicismo en el seno de una familia atea.

Desde entonces, su "espíritu de explorador" le ha llevado a tener una gran fe en la capacidad de la vida para sorprender el hombre y en el arte como puerta a la intensidad sensorial.

"Hay una incógnita dentro de mí, pero cuando entro en El Prado y voy a la sala de las Pinturas Negras de Goya mi corazón se para. Ese es el sentido de lo extraordinario. Una maravilla que se ilumina ante ti sin que tú supieras siquiera qué es la iluminación", explica.

Esa realidad sui géneris combina con una biografía atípica: no vio una película hasta los 11 años, rodó una nueva versión de "Teniente corrupto", de Abel Ferrara, manteniendo que jamás había oído hablar de dicho filme, y llama a cada cana de su cabello "Kinski", como el actor que más quebraderos de cabeza le dio y sobre el que rodó "Mi enemigo íntimo".

"Mis películas con Klaus Kinski eran, ante todo, grandes historias, verdadero cine. Pero no creo que fueran más oscuras que el resto (...) Cuando hablo del mal, me centro en el goce y el disfrute que el mal provoca. Pero en todas hay humor, un humor subversivo que no debería pasar desapercibido", explica.

Ese humor está presente cuando se le pregunta por el concepto de optimismo: "A largo plazo, es evidente que la raza humana no es sostenible en este planeta. Hemos visto extinguirse a la trilobita, hemos visto ir y venir otras especies como los dinosaurios. Nos extinguiremos, pero eso no me hace sentir pesimista, no me quita el sueño por las noches", explica.

También reconoce que, mientras el hombre esté sobre la Tierra, habrá cultura. "El arte está en nosotros. Estamos definidos por el lenguaje, la cultura y por la representación figurativa, gracias a Dios. Las vacas en el campo no tienen eso".

Pero como artista insobornable, no cree en el apoyo del Estado a la cultura. "No esperes que un gobierno cree cultura. El arte tiene que ser independiente, de lo contrario, solo aspiramos a pseudoarte patrocinado por los gobiernos".
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