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El gen electrónico

En el Teatro Municipal, el sanmiguelino ofreció nuevas lecturas para "Corazones", despegando desde el clásico sonido synth pop del cuarto disco de Los Prisioneros, hacia una electrónica que le corre por las venas.

11 de Marzo de 2014 | 17:49 |
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González se paseó entre el micrófono frontal y el que estaba frente a sus teclados. Para ''Corazones rojos'', también se encargó del scratching.

Cristián Soto López

El público en los asientos del Teatro Municipal da cuenta de lo que el concierto de esta noche de domingo marca: Desde tipos entrando en los 20 hasta otros que superan largamente los 40, evidencian la enorme influencia que el disco Corazones ha tenido en generaciones de chilenos. Para mayor muestra, es cosa de dar un vistazo a la actual escena: Trabajos como los de Álex Anwandter o Javiera Mena, evidentemente tienen a esa cuarta placa de Los Prisioneros en la rama más determinante de su genealogía.

Por eso, cierto ánimo de celebración se respiraba en el tradicional recinto de calle Agustinas, y ni siquiera los 60 minutos de retraso con que Jorge González salió al escenario pudieron mermarlos. Toda una atmósfera que podía prestarse para el mero revisionismo nostálgico, pero con la que el sanmiguelino barrió de plano, para sumergirse en relecturas contemporáneas de la mayoría de los nueve temas que integran ese trabajo.

Fue la depuración del formato que presentó por única vez en el Festival Primavera Fauna 2012, con Uwe Schmidt y Cecilia Aguayo como acompañantes. Porque ahora, el trío no sólo lució más ensamblado y afinado, sino además con renovadas intenciones, al alero de las programaciones que comanda el alemán.

El inicio, eso sí, fue algo frío, con "Amiga mía" y "Por amarte" interpretadas con lo justo, y con el propio público supliendo los coros y segundas voces que esos temas reclaman, obviamente sin óptimos resultados. Pero ya en la tercera canción, la emblemática "Estrechez de corazón", la noche comienza a insinuar sus definitivos colores, con las máquinas de hoy relevando a los sintetizadores de ayer, y con el público transformando todo en una verdadera discoteca.

Pero son "Noche en la ciudad" y "Con suavidad" las que más lejos llegan al respecto: Reconocido amante e investigador de la electrónica —tanto como para agradecer al organizador por hacer fiestas donde suenan las nuevas tendencias del género, y no "ésas que traen al DJ de moda y que se llenan de modelos y de musculosos"—, González optó por coronar a ambas con epílogos de aroma a rave, dejando que el poder de las máquinas tome el lugar antes dado al entrañable calor del sonido análogo.

Hasta "Tren al sur" tiene su parte en esta aventura, que tras las temporadas de repaso a los temas más rockeros de Los Prisioneros, y el viraje íntimo del disco "Libro", nos recuerda cuan esencial ha sido González en estas otras esferas: En el electropop y todo su resurgimiento actual, en la posibilidad de escribir letras de amor directas y desgarradas, y en la más inquieta cultura electrónica local.

En el recuerdo constante de "La voz de los 80" y "El baile de los que sobran" (una de las que tocó al piano, de yapa), a veces se nos olvida esto. Jorge González también ha tomado su parte en ello (salvo veranitos al alero de proyectos como Los Updates), pero hoy volvió a dejar en claro que esto es algo que lleva tan impregnado como el rock y la rebeldía, y que ésta es una tecla que debería volver a tocar.

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