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Pixies, a días de su regreso a Chile: "Nunca un show será lo mismo que el otro"

David Lovering, baterista de la fundamental banda de rock independiente, anticipa el retorno de ésta, con motivo del próximo festival Lollapalooza, y cuenta cuál es el secreto para cada concierto: "Nunca escribimos una lista de canciones".

24 de Marzo de 2014 | 10:17 | Por David Ponce, Emol

Hay cosas que no cambian en la vida del baterista de rock y mago estadounidense David Lovering. Una es un detalle en sus modales: Lovering tiene la consideración de llamar por el nombre de pila a su interlocutor aunque no lo conozca y no sea más que en una conversación telefónica de diez minutos; así fue en 2010, antes de su primera visita a Chile, y también en 2014, ahora que viene de nuevo. Otro aspecto tiene que ver con su trabajo: Lovering parece ser el encargado de dar las entrevistas telefónicas de su grupo, Pixies, tal como hizo hace cuatro años y como hace hoy, a días de que la banda se presente en Santiago, a fin de mes.

Pero hay cosas que sí han cambiado, y el regreso del grupo a Chile para tocar en el próximo festival Lollapalooza es un buen ejemplo. En 2010 Lovering estaba obligado a responder generalidades cada vez que era consultado por el nuevo disco de Pixies, un grupo que está inscrito con mayúsculas entre los nombres más influyentes del rock independiente desde los años 80 hasta la fecha, pero que no había producido material nuevo en décadas. Hoy, en cambio, el grupo llega a Chile como parte de una gira en la que está presentando sus primeras canciones inéditas en casi diez años, contenidas en su EP 2 (2014), publicado en enero pasado.

Y la visita de 2010 fue aun más irrepetible por otra razón: Pixies llegó a Santiago justo en los días en que eran rescatados los treinta y tres mineros atrapados en el yacimiento San José. La noticia tuvo status mundial y ese día el grupo no pudo menos que dar un concierto alusivo en Chile. "Creo que nuestro segundo show (el primero había sido en Maquinaria) fue el día de los mineros también", recuerda ahora David Lovering al teléfono. "Fue un concierto divertido, y fue salvaje, porque acababan de rescatar al último minero justo antes de que fuéramos al escenario", sonríe. "Muy bien".

-De hecho tocaron treinta y tres canciones, se supone. ¿Una por cada minero?
-Sí, aunque nunca cuento cuántas son en realidad; siempre hacemos una hora y media, y cada canción está entre un minuto, y tal vez dos a tres minutos. Pero esa vez tocamos un montón de canciones. Recuerdo que fue nuestra primera vez en Santiago y que fueron los fans más locos que hemos tenido. Todo el mundo cantando con nosotros y vueltos locos; fue surrealista. Es una experiencia maravillosa saber que tenemos tantos fans. Así que estoy ansioso por volver allá a tocar.

-Esta vez también serán dos shows, uno solos y otro en el festival. ¿Es distinto para ustedes?
-Lo único diferente son las canciones que haremos. Estarán las canciones clásicas, y lo que te puedo decir es que nunca un show será lo mismo que el otro. Nunca escribimos un setlist (lista de canciones). Sólo las elegimos a medidas que las tocamos.

Lo que ella logra: regreso y nueva bajista

Con cinco discos iniciales grabados entre 1987 y 1991, Pixies en efecto no tiene problemas para dar un concierto de larga duración llegado el caso, incluidos éxitos reconocibles como "Where is my mind?", "Here comes your man" o "Monkey gone to heaven".

Muestras de un rock de guitarras ruidosas, melodías impensadas, naturaleza pop e incrustaciones llamativas de letras en español, entre otros ingredientes, las canciones del grupo son buenos ejemplos de la diferencia marcada por el rock independiente temprano de mediados de los años 80, el mismo que en la década siguiente iba a alimentar la moda de la música alternativa.

Más en detalle, pistas de esos primeros discos son "Vamos" e "Isla de Encanta", reconocible por la frase "Hermanita, ven conmigo" (del EP Come on pilgrim, 1987); la aludida "Where is my mind?" y "Gigantic", de Surfer rosa (1988); las mencionadas "Here comes your man" y "Monkey gone to heaven", junto a "Debaser", "Wave of mutilation" y "La la love you", de Doolittle (1989); "Velouria", de Bossanova (1990); "Alec Eiffel" y "Head on", esta última de los escoceses Jesus & Mary Chain, en Trompe le monde (1991).

Toda esa música fue grabada por la alineación fundadora del grupo, con Black Francis (voz y guitarra), la ya alejada Kim Deal (voz y bajo), Joey Santiago (guitarra) y David Lovering (batería). En la actualidad Pixies son Francis, Santiago y Lovering junto a diversos bajistas sucesivos, la más reciente de las cuales es Paz Lechantin, nacida en Argentina y proveniente de bandas como Zwan y A Perfect Circle. Y con ella el grupo está tocando en vivo sus anunciadas nuevas canciones, entre ellas "Blue eyed hexe", "Andro queen", "Bagboy" y "What goes boom".

"Está funcionando bien —dice Lovering—. Estamos tocando las canciones nuevas mezcladas con las más antiguas y, según he podido observar después de tres meses que llevamos tocando, están saliendo bien. Lo sé por el público, porque tenemos gente muy joven y gente mayor. Y al parecer los jóvenes están familiarizados con las canciones nuevas y las cantan. Además, por el hecho de estar en el set de batería, un poco más alto en el nivel del escenario que el resto de la banda, tengo una buena visión del público, así que puedo ver si alguien va a al baño cuando hay una canción nueva y cuando no está funcionando bien".

-Dos de ellas, "What goes boom" y "Andro queen", son muy distintas entre sí. ¿Buscaron un contraste deliberado?
-No, no realmente. No hubo una intención en escogerlas para marcar alguna diferencia. Teníamos varias otras canciones que no habíamos grabado, y con esas dos nos sentíamos muy bien.

-¿En "Blue eyed hexe" la gente reacciona especialmente en vivo?
-Sí, por alguna razón. Especialmente en la segunda parte de la canción. Nunca sabes qué va a gustar a la gente. Pero es una canción muy fácil: tiene el cencerro y la base de la batería. Es divertida de tocar.


-Ya que lo mencionas, ¿cómo te las arreglas para tocar el hi-hat (platillo doble) y el cencerro al mismo tiempo en esa canción? ¿Lo vas a hacer así en vivo? ¿O tal vez habrá otro músico tocando ese cencerro?
-No, no lo hice de ese modo, es sólo el cencerro. No hay hi-hat en absoluto.

-¿En serio?
-Es lo que digo: Es muy, muy fácil. Oh, espera un minuto... No, ahora que lo pienso, creo que tienes razón, David. En la grabación sí hay un hi-hat y hay un cencerro arriba.

-Sí.
-Lo había olvidado por completo.

-De todos modos ya sabemos que sólo tocas el cencerro en vivo.
-Eso es lo que he estado haciendo hasta aquí, pero ahora que me lo dices he estado equivocado (risas). Tendré que cambiar eso.

-Tal vez el secreto de esa canción es la guitarra de Joey Santiago, muy poderosa. ¿Es así?
-Posiblemente, porque sé que en algunos casos él está usando guitarras sintetizadas y ese tipo de cosas, pero esta canción tiene la típica clase de guitarra de Joey. Su guitarra definitivamente tiene ese sello.

-¿El hecho de venir con Paz Lenchantin les da en esta vuelta alguna conexión extra con Sudamérica, o al menos con Argentina?
-Sí, estoy muy entusiasmado porque ella es argentina y es muy conocida allá, así que estoy esperando por llegar a tocar y ver cómo funciona. Paz es fantástica. Lo que ella logra, David, es que me hace tocar mejor a mí. Así de buena es. Tengo que tocar mejor para tocar con Paz. La sección rítmica está tan precisa y poderosa que estamos felices con su trabajo, y podríamos seguir y seguir viajando de gira con ella.

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