''No sabemos a lo que nos vamos a enfrentar, pero vamos a descubrirlos ahora'', confiesa el bajista del grupo, James Johnston.
Lotus Producciones
SANTIAGO.- "Es como un acrónimo", dice entre risas James Johnston acerca del nombre de la banda a la que pertenece, Biffy Clyro. La duda sobre el significado de esa denominación es uno de los karmas que ha debido enfrentar el grupo escocés, pero ellos ya se lo toman con humor. "Viene de una gran imaginación y de sentirse joven, porque en la vida hay que ser optimista. Es una de esas cosas raras que uno inventa", agrega.
Sin embargo, a estas alturas eso ya no es más que un detalle. Porque de la mano de su sexto álbum de estudio, Opposites, el conjunto disfruta de un momento de pleno apogeo, con una apretada agenda de repletas presentaciones. Aunque, dicho esto, hay que hacer una aclaración: Todo ello ocurre en el mundo anglo.
En el latino, en tanto, los escoceses son prácticamente unos desconocidos, pero ello no es impedimento para que se animen a arribar por primera vez a estos territorios con la idea de clavar la bandera de la conquista, lo que en Chile buscarán concretar el 14 de octubre, cuando se presenten en el Teatro La Cúpula.
"Siempre soñamos llegar lejos", dice Johnston al otro lado del teléfono, a própósito de la visita. "Uno siempre sueña cosas que jamás van a pasar y que, por lo general, son muy locas. Así que ahora, que esté hablando de nuestro trabajo con alguien que se encuentra en Chile, es algo fascinante e increíble. Es un sentimiento muy especial", dice el bajista. Y sin ocultar su sorpresa, reflexiona: "Para eso uno tiene que ser muy determinante y una persona segura. ¡Pensar que con nuestro sexto álbum logramos eso!".
Pese a que desde el lanzamiento de Opposites Biffy Clyro se instaló como una de las bandas actuales más importantes de Escocia, sus integrantes tratan de mantener el perfil bajo. Es más, su incredulidad respecto de que suenen en las radios nacionales no es impedimento para que todo vuelque en una cierta frustración, al reparar que fueron necesarios seis discos para animarse a arribar a Sudamérica.
"Ha sido muy frustrante no poder visitar todos los lugares que nos gustaría, creo que hay muchas partes para presentarse. Sentimos que nos hayamos demorado tanto en ir, y esperamos redimirnos con un gran concierto. Esperamos que sea el primero de muchos de aquí en adelante", dice Johnston.
"Lo más emocionante de ir son los fans. Porque en verdad no sabemos cómo son, sabemos muy poco de ellos. Tengo la impresión de que son muy apasionados y que les gusta mucho la música", confiesa, aunque con confeso temor a sonar a cliché. Por lo mismo, aclara de inmediato que ha tratado de informarse sobre ellos con más profundidad.
"He escuchado un montón de historias, de que les encanta ir a los conciertos y el rock and roll. Esperamos que nos traten bien, porque en verdad no sabemos a lo que nos vamos a enfrentar, pero vamos a descubrirlo ahora", asegura.
"Creo que los fanáticos de la música, sin importar de dónde sean, comparten una gran pasión con nosotros. Creo que la música hace que la gente sea más parecida entre sí de lo que se cree. No es que sean como dos gotas de agua, pero en verdad la música puede juntar a las personas. Así que esperamos que las personas se sientan bienvenidas a nuestro concierto", reflexiona.
Para eso, Johnston asegura que tienen algunos trucos, que permiten que el público se sienta unido al grupo. "Nos encanta poder mirarles las caras, engancharlos, hacer que canten solos. Debe sentirse como que no terminará nunca. La banda y el público deben convertirse en uno, y convertirlo una gran experiencia".
Sin embargo, deja algo en claro: "No nos sentimos unos magos como para entretenerlos. No preparamos lo que vamos a decir y esas cosas, pero tampoco queremos parecer de esos que se suben al escenario sólo a tocar. Nos gusta ser más relajados, pero a la vez intensos. Así que no nos veo como entretenedores, a pesar de que nos gusta que todos se entretengan", dice entre risas.