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Madre relata angustiosas horas que vivió con su hija contagiada de meningitis

A Sandra Rodríguez le tocó vivir y temer lo peor de esta enfermedad. Aquí, las lecciones que sacó de esta experiencia, mientras la OMS llama a la calma.

24 de Noviembre de 2012 | 07:27 | Por Leonardo Núñez, Emol

SANTIAGO.- La W135, la cepa más agresiva de la meningitis, llegó para quedarse en Chile. Ésta fue una de las conclusiones de los expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS)  que participaron del seminario internacional sobre esta enfermedad, que  organizó el Ministerio de Salud (Minsal) esta semana.

Aunque la cepa fue descubierta en la década de 1960, a partir de los años 2000 empezó a aparecer con fuerza en Brasil, en Uruguay y luego en Argentina, donde hoy la cepa W135 es la más común entre los enfermos con meningitis, superando a la cepa B.

El mismo escenario se espera para Chile, según señaló el asesor regional de la Organización Panamericana de Salud, doctor Jean Marc Gabastou, quien no descartó que antes de que termine 2012, incluso haya más contagiados por W135 que por los otros tipos de meningitis en el país.

Esto, sin embargo, no debe leerse con preocupación entre la población. Los especialistas concordaron en que las autoridades chilenas han tomados las decisiones correctas, pese al pánico inicial y a las aglomeraciones que se vieron en los consultorios en los primeros días de iniciada la vacunación preventiva, con el fin de estar mejor preparados para el invierno de 2013.

La historia de Sandra y su hija

Pero una cosa son las cifras y otra es vivir la experiencia en carne propia. Eso lo sabe bien la contadora auditora Sandra Rodríguez, cuya hija Ignacia se contagió con la temida W135 hace siete años, cuando muy pocos había oído hablar de esta cepa.

"Luego de salir de mi control de ginecólogo, noté que mi hija tenía un poco de fiebre, 39 grados. Como estaba cerca de la clínica, entré a urgencia. Fue algo muy rápido y cuando la revisaron, ya tenía 42 grados", recuerda Sandra, agregando que su pediatra decidió internarla de inmediato porque no sabía qué es lo que pasaba a su hija, en ese entonces con solo un mes de haber nacido.

Lo que menos se esperaba era que le dijeran meningitis, pese a que la sobrina de su esposo, de 1 año y medio, había fallecido por la misma enfermedad.

"Pensaba que a lo mejor la mudé mal y le dio una enfermedad urinaria. Pero a las 2 y media de la mañana, la doctora me dijo que la Ignacia sufría una meningitis y que podía morirse, o quedar ciega, sorda, o parapléjica por las complicaciones", relata Sandra, quien, a pesar de los años, recuerda distintos momentos de las dramáticas horas que empezaría a vivir.

"Le habían puesto tres antibióticos de alto espectro para controlar la fiebre y la indujeron al coma para que su cerebro se dedique a trabajar sólo en mejorar lo que no estaba funcionando", dice.

La incertidumbre de Sandra duró una semana, sin saber qué le pasaba a su hija mientras dormía: "Tuve que bautizarla y hacer un montón de cosas, porque en el fondo me dijeron que me despidiera. Mi esposo lloraba. Es que es muy difícil que una persona se salve en las condiciones que llegó Ignacia, porque a pesar de que llegó muy a tiempo (al médico), la fiebre era muy sostenida".

En los momentos más complejos, dice que renegó de Dios. "Por qué me tocó a mí esto, decía, ya que no tuve tiempo ni la calma ni la cordura para rezar. Esperaba lo peor".

Sin embargo, hoy, con la distancia del tiempo, Sandra cuenta con alegría y algo de culpa que la única secuela que les dejó la W135, fue que ella y su marido "sobreprotegemos a la Ignacia".

"Ella es muy regalona, tiene un 6,2 de promedio en el colegio, es muy inteligente y no quedó con ninguna secuela ni problemas de audición, que son muy frecuentes", señala.

El caso de Sandra no es una excepción. Los que padecen distintos tipos de meningitis, pueden salir de la enfermedad ilesos con el tratamiento adecuado.

"Por eso me gustaría llamar a la calma. He tratado de transmitir a las personas que me preguntan, que no recomendaría llevar a los niños (mayores de 5 años) a los consultorios para vacunarse, porque puede ser un riesgo innecesario, se pueden contagiar otra enfermedad. No creo que se haya manejado muy bien esto (entre las autoridades). La enfermedad es muy aleatoria, si te toca, te toca. Debería salir más gente a hablar como yo", dice Sandra, quien se atreve a dar unos últimos consejos.

"Son muy pocos los casos de meningitis, pero una atención oportuna es importante. Si un hijo vomita y tiene una fiebre por más de media hora, que no se le pudo bajar con paracetamol, hay que llevarlo de inmediato al médico. Si no baja la fiebre, prefiero equivocarme, pero que el médico me lo diga", finaliza.

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