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La histórica evolución del Metro en voz de su primer conductor

Desde la tecnología hasta la forma de reaccionar de la gente ante una falla del tren. En sus 40 años en la empresa, Carlos Repetti ha presenciado la evolución del Metro, desde que era una atracción turística hasta convertirse en el corazón del transporte de la ciudad.

04 de Enero de 2014 | 17:37 | Por Alfonso González, Emol

SANTIAGO.- Entre 2016 y 2018 el Metro de Santiago espera tener en funcionamiento las Líneas 3 y 6, con 28 estaciones y 37 kilómetros de red que atravesarán 37 comunas de la capital. Estos trenes tendrán una particular característica: serán 100% automatizados, es decir, sin pilotos.


Para esos años, Carlos Repetti habrá sobrepasado los 40 años de servicio en la empresa, a la cual ingresó el 25 de marzo de 1975 cuando, junto a otros diez colegas, integraron el primer grupo de conductores del tren capitalino. En ese entonces, el servicio sólo cubría el trayecto entre las estaciones Moneda y San Pablo, con intervalos de cuatro minutos.


Son pocos los que pueden hablar con tanta propiedad sobre la historia de este medio de transporte. Este trabajador, de 64 años, recuerda hoy con nostalgia los primeros trayectos del tren subterráneo. "La gente estaba muy sorprendida, muy asombrada, porque en ese momento el Metro era el chiche, venía mucha gente de paseo, llegaban familias enteras, te pedían sacarse fotografías contigo. Era la estrella, prácticamente", cuenta a Emol.


La gente era más paciente cuando el tren se averiaba


Cuando ingresó a trabajar, dice que prácticamente de inmediato debió subirse a los trenes a conducir, mientras paralelamente les iban enseñando cómo funcionaban las máquinas. Esto estaba a cargo de monitores franceses, a los que muchas veces no les entendía, aunque sus estudios universitarios de ingeniería eléctrica le facilitaron la tarea. "Nosotros pasamos directamente a la parte práctica y después hicimos lo teórico", señala.


En aquellos años lo más dificultoso era enfrentar las primeras averías de los trenes. "Había que cortar la corriente y uno no tenía la seguridad de hoy día de conocer mucho tiempo el tren, ahora tienes la experiencia bastante clara y sabes dónde están los dispositivos", señala.


¿Y cómo reaccionaban las personas en caso de contratiempos? Repetti dice que "la gente no ejercía una presión como es hoy en día. Antiguamente, la gente te llegaba a consultar con muy buenos modales qué es lo que pasaba, tú le dabas una explicación y ellos la aceptaban. Hoy día no. La gente te llega a golpear la ventana para echarte un par de garabatos".


Trenes "a prueba de tontos"


Otro de los cambios más radicales a los que debió adaptarse con el paso del tiempo fueron los avances tecnológicos de la empresa. "En el año 75 el sistema de control de los trenes eran computadores mopcom franceses de 350 kilos, que eran armarios de dos metros de altura por 60 centímetros de profundidad y 40 de ancho, y estaban en salas especiales. En el año 90 cambiamos ese computador a uno mucho más funcional y tú mirabas que te quedaba libre una sala completa", recuerda.


Asimismo, dice que hoy "los sistemas de mando del tren son a prueba de tontos, porque no te permite hacer un movimiento sin haber hecho el movimiento anterior que corresponde".


No obstante, afirma que si bien la tecnología ha facilitado el trabajo, hoy los conductores deben tener una formación mucho más completa, en especial para enfrentar emergencias. "Hoy los conductores de los trenes tienen una formación muy amplia, ya que no sólo deben abrir y cerrar las puertas (el resto del andamiaje es automático), sino que deben tener los conocimientos suficientes para saber cuál es la falla ante una avería y tener la capacidad de solucionarla en el momento, al menos llevar el tren hasta la siguiente estación", explica.

Personas que se lanzan a las vías


Algo que se ha mantenido con los años son las personas que, cada cierto tiempo, se lanzan a las vías del tren.   Repetti relata que "antes se notaba mucho cuando una persona estaba en una actitud sospechosa, porque se iban a los extremos de los andenes (ya que los trenes eran más cortos)", entonces los conductores se daban cuenta y podían alertar a los guardias. Sin embargo, ahora que los trenes son más largos y bloquean casi todo el andén, esta conducta es más impredecible.


De todas formas, señala que con las nuevas líneas del Metro se espera que las tasas de suicidios disminuyan, ya que los andenes tendrán puertas, lo que impedirá que las personas puedan lanzarse a las vías desde éste.


Tras desempeñarse por siete meses como chofer de las primeras máquinas, Carlos Repetti pasó a ser supervisor de los choferes que se iban integrando a la empresa. En ese momento comenzó una carrera meteórica y hoy es jefe del Centro Integrado de Control (CIC), la sala más importante que vigila todas las operaciones de los trenes, a través de las pantallas LED y diversos computadores que indican su velocidad, ubicación y funcionamiento.

Pese a que se acerca su retiro, su idea es seguir trabajando por unos años más. Paradójicamente, confiesa que una de las promesas que hizo es mantenerse hasta que vea funcionar los esperados trenes sin piloto, ya que con eso –asegura– habrá cerrado el ciclo. "Espero seguir siendo parte de la historia", concluye.

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