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Démchenco

Columna por Gonzalo Maza

19 de Febrero de 2000 | 01:00 | El Mercurio
Las discotecs tienen su propia lógica. Es el mundo donde la botellas vuelan en el aire, nunca se puede escuchar lo que se conversa y el deporte es sudar lo mismo que lo que se toma. En ese imperio de las chicas lindas y algunas risas fingidas, el guardia es rey. Y en la Skuba, la autodenominada disco del festival, el rey es ruso.
"Más bien, yo soy de Ucrania, pero yo digo que soy ruso, porque 'gente no entiende'", explica Ruslán Démchenco, con la fortaleza de los argumentos de alguien que mide un metro 87 y pesa 116 kilos. "A mí me conocen como el ruso pesado de la Skuba", el local que abrió este año una sucursal en la playa de Caleta Abarca, y donde ahogan las noches de festival sus, digamos, estrellas.

Lo de pesado viene porque Ruslán es el que elige los que entran o dejan de entrar al codiciado salón vip del local. "Yo conozco personas que pueden entrar, que son los clientes conocidos y gente de la tele. No conozco nombres, pero sí las caras, como ese italiano famoso que siempre viene...".

-¿Meneguzzi?
"Ese. El sistema es que aquí entra la gente con free pass (que regalan en las playas de Reñaca), los amigos del dueño y los famosos".

-¿Y paga la gente que entra?
"A veces cuando tenemos unas 400, 500 personas adentro, unas 80 son las que pagaron entrada, no más".

Ruslán se vino a Chile hace cuatro años invitado por su tía rusa Valentina Chepatcheva, que fue primera bailarina del Teatro Municipal. A veces lo confunden con su primo, que también vive en Chile y fue guardia, obtuvo medallas de plata en natación en dos Juegos Olímpicos. Acá aprendió español (sobre todo los garabatos, cuando se los decían), trabajó de guardaespaldas de Pelé, Christopher Lambert, Cindy Crawford y U2 en sus visitas a Chile, y fue guardia de la discotec Oz por tres años, donde en su pega diaria se codeaba con clientes frecuentes "como el Rubén Campos, la Mónica (Aguirre) y el Beto (Cuevas)".

A ese ritmo, Ruslán lleva tres años acostándose a las 8 de la mañana y levantándose a las cinco de la tarde. A los 14 años comenzó a practicar fisicoculturismo y a los 18 ingresó al servicio militar ruso, donde era guardia de la cárcel de los reclutas, y terminó como sargento mayor. "Allá todo el día era disparar, pelear, disparar y eso da buen entrenamiento, muy duro eso".

Ruslán, que es sus ratos libres disfruta oberturas de Mozart y Bach, cuenta que acá el trabajo es fácil, que la única pelea dura que le ha tocado fue entre cinco tipos por lado en la Oz que funcionaba en el Casino de Viña. Pero que en Rusia, para ser guardia hay que andar con chalecos antibalas y arma, porque las peleas no son de grupos de menos de 15, balazos y al guardia al final le queda mirar y protegerse.

Acá a lo más es lidiar con insistentes peticiones de entrar al vip. Como Ruslán no los conoce a todos, de repente deja afuera a jugadores de Colo Colo, en general, y una vez a Lukas Tudor, en particular.

"Es una cosa molesta que hagan cualquier cosa para entrar. Pero yo soy pesado. La gente vip se le nota, entra relajada y con ganas de descansar. Yo no entiendo porque tienen tantas ganas de entrar".

Gonzalo Maza
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