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Marcelo Ramírez: ¿Un paso al costado?

El portero tuvo una noche de esas para olvidar en Buenos Aires. Sin embargo, no asumió sus errores, al menos públicamente. Y eso, a parte de sus desaciertos, es preocupante.

31 de Marzo de 2000 | 09:30 | El Mercurio
En "El Mercurio", Marcelo Ramírez sostuvo - a fines de febrero pasado- que existía una campaña en su contra, por periodistas que esperaban agazapados destruir su carrera. Habló de que no se respetaba una trayectoria brillante.

Se equivoca el meta que el miércoles ocupó la valla del seleccionado nacional. Nadie desea terminar con su carrera. Ese es un tema que sólo le compete a él. Lo que se cuestionaba y cuestiona es su pobre respuesta en el nivel internacional y su carencia de fundamentos para un puesto que requiere conocimiento, sobriedad y, sobre todo, autocrítica para no repetir fallas que cuestan partidos.

Un arquero puede ganar un campeonato o enviar al descenso a un equipo. También tiene derecho a una mala noche. Equivocarse está dentro de las reglas del juego. Reconocerlo es obligación. Daniel Morón, Sergio Vargas, Nelson Tapia, Claudio Arbiza o antes Lorenzo Carrabs (meta de Nacional de Montevideo en la goleada que Colo Colo le propinó en el '91 en la Copa Libertadores: tuve una noche espantosa, dijo en su momento). El problema es que Marcelo Ramírez nunca dice que anduvo mal o fue responsable de un tanto. Y el miércoles, tras el papelón con Argentina, lo mínimo que el hincha deseaba escuchar, era jugué mal.

Porque, en rigor, el partido ante el equipo trasandino debe ser el peor de su carrera. Y frente a un oponente de la jerarquía de los albicelestes, el costo fue brutal. Recibió cuatro, regaló al menos cuatro más, pero los atacantes argentinos no estaban finos en la definición. Quizás lo más nefasto de la jornada es que transmitió inseguridad, desconocimiento del puesto. Esta vez, ni siquiera dio rebotes. Simplemente fue un compendio de lo que no debe hacer un golero: facilitó el primer palo con frecuencia, se quedó a medio camino cuando los pelotazos rivales superaban la línea de fondo (Batistuta no aprovechó una opción inmejorable en el primer tiempo), voló innecesariamente al primer amague (su par de contorsiones previas al gol de Verón resultaron chaplinescas) y sus saques de fondo con el pie fueron una tortura (en el complemento envió cuatro saques consecutivos a los rivales ante la mofa del público y el horror de sus compañeros que debían retroceder con los argentinos embalados).

La historia está escrita y la horrible jornada del meta de Colo Colo, sintetizada en la frase del relator uruguayo Víctor Hugo Morales es el peor arquero internacional que pasó por Argentina en años, es pasado. Y entonces el futuro es inquietante. Porque la lesión de Nelson Tapia confirmó que, para una competencia de largo aliento, el arco es una herida abierta en el alma de la selección. Para decirlo en castellano, si Tapia no juega, las opciones de perder son gigantescas. Y no es que el meta de la UC sea Lev Yashin, Gordon Banks o, ,en el plano local, Roberto Rojas. Simplemente el conocimiento de sus virtudes y debilidades le permite, al menos, no perder los partidos.

Javier di Gregorio, portero de la selección Preolímpica, aún no está para asumir una responsabilidad que corresponde a los mayores. No hay dónde elegir. Esa es la cruel realidad. Asumir que en el arco Chile tiene falencias es vital para apostar por la clasificación al Mundial. Ahora que Sergio Vargas inició los trámites para su nacionalización el llamado al arquero de la U no puede esperar. Nadie garantiza su titularidad. No sería justo con los actuales integrantes del plantel. Pero su presencia entre los 18 que mes a mes afrontarán las clasificatorias es vital. Si no, acuérdese de lo que pasó en la cancha de River....

Por Danilo Díaz

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