SANTIAGO.- Ahí está todavía el poste derecho del arco sur del Estadio Nacional. Ahí está ese frío testigo del doble pelotazo de Flavio Maestri la noche del 12 de octubre de 1997. Parante derecho que ahogó el grito peruano aquella jornada que poco quisiéramos recordar, pero que sigue ahí, incrustada como una dolorosa espina.
Cuando esta noche, a las 8 p.m. (hora peruana), ambos rivales vuelvan a encontrarse las circunstancias serán distintas. Se trata del segundo partido por las eliminatorias para la cita de Japón y Corea 2002 y aún queda mucho camino por delante.
En un proceso tan largo, con equipos que se juntan una vez al mes, resulta complicado señalar cuál llega mejor que el otro. Lo único cierto es que Perú pisó el aeropuerto de Pudahuel con el optimismo y la confianza que le dan haberle ganado a Paraguay jugando muy bien.
El equipo de Acosta, en cambio, se juega su credibilidad y, en el caso del técnico, se dice que hasta su continuidad.
A diferencia de lo ocurrido hace tres años, el arribo de Perú se realizó sin contratiempos. El avión de Lan Chile tocó suelo santiaguino cerca de las 8 de la noche (7 p.m., hora peruana) y de inmediato los viajeros errumbaron al hotel Las Acacias de Vitacura sin dar declaraciones.
¿Novedades? Una mayúscula: David Soria jugaría al lado de Claudio Pizarro en el ataque. Su velocidad habría sido el argumento que convenció a Francisco Maturana para utilizarlo en lugar de Ysrael Zúñiga.
La única actividad programada por el equipo hoy es una caminata por los alrededores del alojamiento. Después descansarán en sus habitaciones hasta el instante de ir al Estadio Nacional en busca de un lugar en la historia.
- Patrick Espejo M., desde Santiago
El Comercio (Perú) - GDA
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