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En una noche como cualquier otra, Roberto Rojas
deambulaba por la concentración de Sao
Paulo esperando que le sirvieran la cena. De pronto,
el presidente del club, Marcelo Portugal, se le
acercó, lo miró fijamente a los
ojos y lanzó una frase que lo dejó
helado: "Roberto, escucha bien, hemos despedido
al técnico Oswaldo de Oliveira y necesitamos
que te hagas cargo del equipo mañana en
el partido con Figueirense".
Tras su retiro forzado de las canchas en 1989,
a este sanmiguelino no le faltó quien le
tendiera una mano. Trabajó en Rancagua
organizando eventos deportivos para una empresa
y entrenó niños en las escuelas
de fútbol del club donde se hizo conocido,
Colo Colo.
Enseguida el Sao Paulo le propuso asumir el cargo
de preparador técnico de arqueros de las
divisiones inferiores. Fue un trabajo anónimo
que desempeñó durante 10 años
con humildad y eficiencia, tanto que se ganó
la confianza de los dirigentes, quienes le entregaron
la conducción del equipo en mayo de 2003.
El ex portero se vio de un día para otro
como técnico de un cuadro que era una hoguera.
"El plantel está dividido", aseguró
Portugal. Y Rojas no le falló: el conjunto
paulista, con él a la cabeza, venció
en su debut por 3-2 al Figueirense y el DT terminó
ovacionado en el Morumbí.
La campaña de Rojas en la banca del equipo
rojiblanco fue calificada por Lance como "la
mejor de la era post Telé Santana".
Rojas, en su primera temporada, obtuvo un 72,9
por ciento de rendimiento, superando la mejor
marca desde la partida de Santana, que estaba
en poder de Julio César Carpegiani, lo
que le permitió escapar de la maldición
de los entrenadores paulistas.
Es
tanta la presión que viven los DT del otrora
mejor equipo del mundo que Oswaldo de Oliveira,
el entrenador que le dejó su puesto a Rojas,
llegó a decir en su peor momento que "la
sombra de Telé Santana ahoga a todos los
técnicos que pasan por Sao Paulo".
La disciplina que logró imponer Rojas
entre los "tricolores" sólo
fue objeto de elogios. Y es que apelando a "sus
años
de circo" y su fuerte personalidad, se transformó
en un entrenador que cree -por sobre todas las
cosas- que cada jugador es responsable de su
cuerpo, y que no debe ser precisamente él
quien ande detrás de ellos para que se
cuiden.
Por lo mismo, la votación de los hinchas
en el campeonato local reconoció los méritos
del "legendario" ex arquero chileno
al mando de su equipo.
¡Claro!, porque al término del campeonato
brasileño 2003 lo eligieron como el mejor
entrenador de Brasil del momento, desplazando
a rivales tan consagrados como Emerson Leao
y el propio Vanderlei Luxemburgo, quien era
el técnico del Real Madrid en aqulla época.
Sin embargo, tras una buena primera temporada
al mando del elenco paulista, donde colocó
al equipo entre los tres primeros lugares y los
clasificó para la Copa Libertadores 2004,
los dirigentes decidieron no renovarle el vínculo
tras la eliminación de la Copa Sudamericana
a manos del River Plate de Manuel Pellegrini.
En
la actualidad guarda entre sus anhelos más íntimos
dirigir algún
día a la selección chilena. “Sería
un lindo sueño dirigir a Chile en un
Mundial.
¿Por qué no? Todo es posible. Pero
las cosas deben fluir naturalmente. Hoy tengo
planes. Pero en el futuro no me cierro a nada”.
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