El mito de Ayrton Senna se inició a las 18:40 horas del 1 de mayo de 1994, cuando en el Hospital Maggiore de Bologna confirmaron su deceso. A 15 años de ese día, el accidente en Imola aún ofrece interrogantes.

La muerte de Senna no dejó sólo su recuerdo grabado a fuego en la historia de la Fórmula 1. Fue también un antes y un después en materia de seguridad. El principal legado del brasileño fue un deporte que nunca más tuvo accidentes mortales.

No pasó un día desde la muerte de Ayrton Senna, y ya la clase política italiana se movilizaba para exigir nuevas medidas de seguridad en un circuito conocido por su alto riesgo.

Imola, hasta el día del mortal accidente del brasileño, carecía de vías de escape, barreras antigolpes y de servicios de seguridad veloces. De haberlas tenido, se pensó en esa oportunidad, se podría haber evitado la muerte del tricampeón.

El 1 de mayo de 1994 marcó un antes y un después en la forma de organizar carreras en la F1. El gran legado de Senna, es una competencia mucho más segura y preocupada por sus pilotos.

 

Post Senna

A partir del año siguiente a la muerte del brasileño, los monopostos sufrieron una serie de modificaciones. La Federación Internacional de Automovilismo (FIA) obligó a aumentar la altura lateral de los chasis para proteger la cabeza de los pilotos, y se aumentaron también las exigencias de los test de impacto. Hoy los chasis deben soportar mucho más en caso de accidente. Los test son más rigurosos, por lo que un monoposto tarda más tiempo en ver la luz y ser utilizado en una carrera.

También se modificó la estructura de las suspensiones, además de amarrar los neumáticos con cables con el fin de evitar que alguna parte de las ruedas saliera en dirección al piloto.

 

Para bajar las velocidades se disminuyó la potencia de los motores. En la época de Senna un F1 alcanzaba los 1.000 hp, mientras que hoy no superan los 900 hp. A eso se sumó la eliminación de los combustibles especiales. También durante 10 años, se utilizaron neumáticos con ranuras en vez de los lisos, o slicks, que regresaron a las pistas recién este año.

 

Los circuitos
Los circuitos también se modernizaron. Se acabaron, por ejemplo, las curvas enfrentadas a muros descubiertos, como en Tamburello, precisamente donde impactó el Williams Renault del brasileño. Además se hicieron obligatorias las vías de escape,  y se aplicó una mayor distancia y protección en las zonas que separan la pista con las tribunas.

Desde entonces se hicieron obligatorias las camas de leca (en los últimos años, en algunos sectores han sido reemplazadas por cemento para permitir que los pilotos maniobren y eviten chocar) y las barreras de neumáticos para amortiguar los golpes.

 

Un auto actual
La estructura de un monoposto actual está formada por un panel de Zylon. Se trata de una fibra sintética de poliuretano desarrollada en Japón en la década de los ochenta, la cual soporta muy bien las altas temperaturas. Tuvo usos iniciales hasta en chalecos antibalas antes de entrar a la F1 en 2007.

 

La célula tiene, además, una capa de fibra de carbono y enjambres de aluminio.

Para esta temporada, la Federación Internacional del Automóvil (FIA) aumentó en quince centímetros la altura lateral del habitáculo para proteger la cabeza en caso de colisiones laterales.