Columna de Amanda Kiran
Se va el capicúa
Martes 31 de diciembre de 2002, 14:37

Cuando me doy cuenta que se va otro año más, aprovecho de dar esa breve mirada a lo que pasó. Y observo...

Enero, fue calor, trabajo pero con chalas, cafés en la tarde, cine, teatro al aire libre (...) vida social intensa, diferentes deportes, gente sana, vida sana empezamos a gozar el verano.

Febrero, se organizan las vacaciones, dejamos los cachos a otros, vemos exactamente lo que vamos a hacer, en qué playa o campo gozaremos junto a la familia o amigos, el relajo total, el mes de tomar energías de verdad.

Marzo, volver a la realidad, ya se nos viene el año de nuevo, más monótono, lleno de planes y metas a alcanzar. Enfrentar los comerciales de jumpers y zapatos Bata.

Pensar en los desdichados colegiales que se preparan para afrontar esa realidad, que en el minuto parece terrible, y con los años te das cuenta que eran sólo vacaciones permanentes.

Abril, ya en espera de algún otro feriado, sintiendo que el invierno se nos viene encima. Sacamos las bufandas y chalecos gruesos de baúl añejo, nos preparamos para un año frío. Recibes tu primer parte de matrimonio, y empiezan los gastos.

 
Se va el capicúa
(31
.12.2002)


Medalla dorada
(13
.12.2002)


Seis letras
(28.11.2002)


Ha llegado carta
(13.11.2002)

Maratón matrimonial (05.11.2002)

Vuelta a toda velocidad (24.10.2002)

Mi ventana
(31
.07.2002)

Gol de penal
(16
.07.2002)

Mayo, un mes crucial, porque no está ni el inicio ni en la mitad.

Sabes que se viene duro, pero que aún no comienza, ya dejaste caer la primera lágrima, y te sentiste sola en este mundo, ya viste la primera lluvia del año.

Ya te agarró la máquina.

Junio es la mitad, la mitad de todo; si está siendo un buen o un mal año, ya se siente, es la mitad, pleno invierno, mucho cine, vida casera. Plena jornada laboral, estás preparando lo que serán los siguientes seis meses. Sientes la maduración y tienes la posibilidad de darle un vuelco a tu vida.

Julio es una réplica, con un nombre demasiado parecido al mes anterior, lo que lo transforma en un mes sin personalidad. Julio no tiene gracia y casi no se siente, es un mes que pasa desapercibido, Julio se va luego.

Agosto es el mes de los "leos", un mes lleno de energía.

Pese a que está dentro del invierno, es casi como cambiar de estación, ya se empieza a entrever el 18... Además, el dicho se escapa:"Pasando agostito nos queda otro añito".

Septiembre es el verano chico.

Rodeados de banderas y patria por doquier, se pasa volando, septiembre es una fonda, alegría, amigos, familia, un mes de playa.

Es un mes que se deja querer.

Octubre es de recuperación, y como empezó hace poco la primavera, empiezan a salir las primeras faldas, y tal vez algunas hawaianas.

Es un mes relajado, pero donde ya se nota el cansancio del año. Octubre se pasa esperando a noviembre.

Y éste tiene la triste labor de evocar a diciembre, tiene que ayudarlo, ampararlo. Debe proteger las novedades, ahuyentar las malas vibraciones para que no lleguen a diciembre; es un guardaespaldas del último mes del año. En noviembre los colegiales se prepararan parar salir, para preparar la PAA, para ordenar las ideas, se planifican platas, todo pensado en el mes que viene.

Noviembre tiene una ingrata labor, por lo que es respetado y mantiene su propia personalidad.

Diciembre, el mejor mes de todos. El mas esperado por grandes y chicos.

Las empresas se liberan, los niños imaginan y sueñan, los jefes se relajan un poco, la vida se siente mas bella.

Se hacen paseos, se dan regalos, se ilumina la ciudad, se gasta, se regala, se desea lo mejor. El cansancio se baña con sonrisas y caminatas por los parques.

También aumenta la vida sana y el deporte. La luz se alarga, la vida familiar crece, diciembre nos da energía para comenzar un buen año.

Diciembre de 2002 se está desvaneciendo, todo lo que vivimos ya será pasado y lo recordaremos como lo que fue. Sin arrepentimientos, ya no podemos volver atrás, pero podemos mejorar de lo que aprendimos.

Este año capicúa nos deja, para traer un nuevo presente, con y sin gente, con y sin novedades, con y sin amor.

Por ahora hay que esperar que el reloj nos dé las doce para abrazar al que esté al lado, de todo corazón y con positivismo, para que sea un muy buen año nuevo impar.

Muchas felicidades.

Amanda Kiran
   
   
     
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