Cine
en silencio
El
blanco y el negro de las primeras proyecciones fílmicas alumbraron
el telón nacional por primera vez el 26 de mayo de 1902, cuando
en la sala Odeón de Valparaíso, se presentó el
cortometraje documental "Ejercicio General de Bombas", que
había sido grabado una semana antes en la plaza Aníbal
Pinto de Santiago. Aquellos tres minutos de cinta marcan el inicio del
cine en Chile, apenas siete años después de que en 1895
los hermanos Lumière iluminaran por primera vez una pantalla
en el Grand Café de París.
El caminar del séptimo arte en suelo nacional fue de ritmo vertiginoso
en el periodo mudo, que abarcó el las décadas comprendidas
entre 1910 y 1931. En esta etapa 78 filmes vieron la luz, incluyendo
15 títulos en 1925, el año más prolífico
de la industria cinematográfica local. La primera fecha marca
el estreno del primer largometraje argumental chileno: "Manuel
Rodríguez". La cinta, escrita y dirigida por Adolfo Urzúa,
contó con la actuación de Nicanor de la Sotta y fue producida
por la Compañía Cinematográfica del Pacífico.
En ella se narraban las aventuras del héroe nacional que explicita
el título, quien tiene el mérito de ser el personaje que
más veces ha sido llevado a la pantalla grande en cintas chilenas.
Los empeñosos experimentos de la edad muda del cine chileno tuvieron
un éxito dispar. Entre el grupo de emprendedores directores destacaron
los nombres de Salvatore Giambastini, Juan Pérez Berrocal, Jorge
“Coke” Délano, Nicanor de la Sotta, Carlos Borcosque
y Alberto Santana, quienes suplían las dificultades técnicas
y económicas con ingenio para llevar a cabo sus obras. Este grupo
fue encabezado por Pedro Sienna, un avezado actor teatral que no sólo
dio el salto de las tablas a las salas de cine como intérprete,
sino que también se puso detrás de las cámaras
para filmar cintas que se recuerdan como las de mayor calidad de este
periodo.
Es
precisamente una cinta de Sienna la única pieza fílmica
que permanece con vida desde el periodo silente: "El húsar
de la muerte". El resto de estas películas clásicas
han sido devoradas por el polvo, raídas por el tiempo o criminalmente
convertidas en peinetas en periodos de escasez de celuloide. Otras obras
del mismo autor, como "Los payasos se van" (1921), "El
Empuje de una raza" (1922), "Un grito de mar" (1924)
y "La última trasnochada" (1926), seguirán siendo
ignoradas por la presente y futuras generaciones.
"El
húsar de la Muerte", escrita, dirigida y protagonizada por
el propio Sienna, fue estrenada el 24 de noviembre de 1925 en el capitalino
Teatro Brasil. Recién en 1962 se llevó a cabo su restauración,
con el añadido de una banda sonora compuesta por el recientemente
difunto Sergio Ortega. La película del sello Andes Films se mantiene
hasta hoy como una de las obras sobresalientes de la irregular filmografía
chilena y una pieza única de museo para la cultura nacional.
La última
película sin sonido hecha en Chile fue "Patrullas de avanzada",
opera prima de Eric Page estrenada en 1931.
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