Violencia en el pesebre

El 2 de abril de este año Belén sufrió el peor ataque de su historia. Un grupo de

Un tanque israelí en las afueras del santuario

palestinos armados irrumpió por la fuerza en la Basílica de la Natividad. Los soldados israelíes respondieron de inmediato llegando a metros del santuario.

Tanques israelíes y helicópteros artillados avanzaron sobre Belén llegando a metros del mismo lugar donde nació Cristo hace más de dos mil años. Afuera, en la Plaza del Pesebre, siguieron los enfrentamientos mientras el Vaticano pedía un alto al fuego y respeto por los lugares

 

santos para las tres religiones monoteístas en Medio Oriente.

Durante 39 días estuvieron atrapados cerca de 30 franciscanos -custodios del lugar-,180 palestinos y 10 pacifistas extranjeros. Uno de los sacerdotes que estuvo recluido, Nicolás Márquez, de México, afirmó en una entrevista a El Mercurio que los israelíes mantuvieron su palabra en el sentido de no tocar la basílica, amenaza que había sido dado a conocer por fuentes palestinas. Sin embargo, la Curia general de los franciscanos de Roma acusó al ejército israelí de haber dañado seriamente un valioso mosaico de la Basílica.

Luego de 39 días de sitio se retomaron las actividades

El 9 de mayo se terminó el asedio al templo. El acuerdo consistió en que trece palestinos que Israel consideraba más peligrosos se exiliarían en diferentes países europeos.

Pero no era la primera vez que el santo lugar era dañado. En el 135 d.C. el Emperador Adriano profanó la Gruta del Pesebre, lugar que desde el siglo II era considerado santo para los cristianos.

En tiempos de Constantino el recinto fue devuelto a los cristianos y Santa Elena, madre del Emperador, supervisó la construcción de la basílica de la Natividad que comenzó en el 323. De ese santuario original quedan la nave y las columnas, ya que en el siglo VI fue reemplazado por otro más grande.

Hace unas semanas, el 21 de noviembre el ejército israelí entró nuevamente a Belén y bloqueó las calles que van a la Basílica de la Natividad. La acción, una represalia al ataque suicida que dejó once muertos, pretendía evitar que los palestinos que militan en organizaciones radicales se refugien allí, tal como sucedió en abril pasado.

Una vez más la violencia entraba al lugar iluminado de la ternura más pura, que había recibido al Niño Dios.

Términos y condiciones de la información © El Mercurio S.A.P.