EL CABALLO CHILENO

El caballo chileno es parte fundamental del rodeo, deporte netamente criollo que se desarrolla bajo la tutela de la Federación del Rodeo Chileno, fundada en mayo de 1961 y que cuenta con 9.000 socios activos agrupados en 300 clubes desde Atacama a Magallanes.

A diferencia de otra razas criollas, la genealogía del caballo chileno se origina en el Virreinato de Nueva Castilla (Perú). En aquella época, la mayoría de los ejemplares provenían de los valles de Charcas (Bolivia), pero algunos de los potros más finos escogidos para la remonta del segundo gobernador de Chile, García Hurtado de Mendoza, se seleccionaron a través del Virreinato.

Y dentro de eso, el caballo que ingresó a territorio nacional era de batalla, de guerra, valiente y encarador, a diferencia de lo que ocurrió en otras latitudes, donde penetró un ejemplar más bien protocolar, de desfiles y más bonito a primera vista. El criollo chileno era rústico, funcional para las tareas del campo.

Lo que más distingue al caballo chileno es su capacidad atlética, su facilidad para el entrenamiento, su valentía y su instinto "vaquero", y además de sus grandes cualidades de "corralero" no hay una raza de más segura pisada para el viajero de las montañas. A pesar de su baja estatura (ver infografía) ha demostrado que puede llevar cualquier jinete adulto por las gradientes más exigentes.

 
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