ORIGEN
DEL RODEO
El
rodeo nace en la época de la Conquista bajo el gobierno de
García Hurtado de Mendoza, quien durante su mandato ordenó
que cada 24 y 25 de julio (fiesta del apostol Santiago) se reuniera
el ganado en lo que hoy es la Plaza de Armas de Santiago para ser marcado
y seleccionado.
Luego se
hizo obligatorio ese rodeo y aunque el escenario fue el mismo, la fecha
se fijó para el 7 de octubre, día de San Marcos.
El objetivo se mantenía, pero ya se exigió que la labor
de traslado a los diferentes corrales la hicieran jinetes en caballos
extraordinariamente adiestrados.
Sólo
a fines del siglo XVII el rodeo comenzó a reglamentarse. La pista
en que se separaba el ganado tomó la forma rectangular y tenía
una longitud de 75 metros. Los jinetes retiraban el ganado de los corrales
y en la pista central debían demostrar todas sus habilidades
para apartarlo y conducir el suyo sin ayuda de otros jinetes. Toda esta
acción estaba reglamentada y los jinetes más diestros
fueron objetos de grandes honores.
La medialuna
se impuso en 1860. El corral cambió su forma rectangular dándole
paso a la circunferencia que hoy se conoce. Con el tiempo surgieron
las quinchas donde debía realizarse la atajada y, junto con ello,
los puntajes, premiándose la labor con puntos buenos y malos.
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