Un
disco clásico, por la colaboración en plena forma de estos
dos tremendos salseros. Todas las canciones son composiciones de Blades,
quien se preocupa de reflexiones de tipo humanista y abandona el molde
amoroso por críticas de mayor agudeza social (como en “Plástico”,
contra el consumismo). El disco incluye dos enormes clásicos
de sus carreras: “Buscando guayaba” y “Pedro Navaja”,
la historia de un pillo callejero que comprueba que la vida da sorpresas,
cuando ya es demasiado tarde. Una canción enorme, capaz de convertir
en arquetipo social una historia sencilla.
Fania All Stars,
Live at the Yankee stadium. Vol. 1 (1976)
Fania
All Stars es el dream-team de la salsa neoyorquina, una reunión
de los mejores músicos del sello Fania, por el cual han pasado
figuras como Ray Barretto, Willie Colón, Johnny Pacheco y Rubén
Blades. Sus presentaciones en vivo incluyen míticos shows en
estadios, y en el preámbulo de la clásica pelea entre
Ali y George Foreman (el año 1974, en Zaire). La primera etapa
de su carrera concentra puramente álbumes en vivo. Este registro,
de apenas cinco títulos, es una introducción estupenda
a la fuerza de sus conciertos, aunque el título es engañoso,
pues fue grabado no sólo en el estadio de los Yankees, en Nueva
York, sino también en el Coliseo Roberto Clemente de San Juan,
Puerto Rico. Entre los músicos presentes esas dos noches están
Ray Barretto, Larry Harlow, Willie Colón, Johnny Pacheco y Bobby
Valentin, más las voces de Santos Colón ("Soy guajiro"),
Ismael Miranda ("Qué rico suena mi tambor"), Héctor
Lavoe (“Mi gente”) y Celia Cruz (“Diosa del ritmo”).
Talentos probados e imprescindibles, todos juntos en dos noches de gloria
salsera. Posteriormente se publicó un segundo volumen.
Tito Puente,
Dance Mania (1958)
Debe
ser el disco más popular en la carrera del percusionista, e incluso
inspiró secuelas, aunque ésta sigue siendo la versión
esencial. El disco integra doce títulos, con siete obras originales
de Puente. Es una combinación de mambo, guaguancó, guaracha,
son, cha-cha-chá y bolero de ritmo irresistible.
Celia Cruz
Celia Cruz and friends: a night of salsa (2000)
Un
registro más bien tardío de la intérprete cubana,
pero valioso por la confluencia de talentos (aquí figuran Tito
Puente, Johny Pacheco, La India e Isidro Infante, entre otros) y el
paseo de la fallecida cantante por clásicos de su tierra, como
“Guantanemera” y “Cucala”. Para los fanáticos
de la Celia Cruz tardía, está el hit “La vida es
un carnaval”, pero éste es un disco orientado más
bien a lo clásico.
Héctor Lavoe,
Swings (2000)
Compilado
de estándares salseros interpretados con excepcional estilo por
el que algunos consideran el más grande intérprete de
salsa de la historia. Se incluyen “Che che cole” (grabada
junto a Willie Colón), “Te conozco” y “Eso
se baila así”.
Los Van Van,
The Legendary Los Van Van: 30 Years of Cuba's Greatest Dance Group
Salsa
bastarda, salsa cubana. Desde la isla, Los Van Van defienden hace cuarenta
años el argumento de que es en el Caribe —y no en Nueva
York— donde deben buscarse los mejores exponentes del género.
Boricuas y cubanos enfrentados en un debate eterno, en el cual el grupo
Los Van Van aporta sólidos argumentos para votar por estos últimos.
Pero es mejor no buscar en sus discos el género estricto de la
salsa. La timba, el bolero, el mambo, el jazz y el “songo”
se combinan en el trabajo de esta orquesta, la más popular de
Cuba actualmente. En este disco doble, el grupo dirigido por Juan Formell
ha concentrado los mayores éxitos de una carrera iniciada en
1969. La mayoría de los 24 títulos son originales de la
orquesta, con espacio para unos pocos covers, incluyendo “Que
le den candela”, de Rodrigo Cárdenas y “Ya tu campana
no suena, de César Pedroso.
Ray Barretto,
Acid (1968)
Hay
muchos discos destacados del conguero, pero los expertos recomiendan
Acid como una muestra elegante de soul latino y salsa instrumental,
la marca de Barreto. Hay, incluso, algo de psicodelia en este disco
que incluye hits entre-géneros, como “A deeper shade of
soul”.
Johnny
Pacheco
Pacheco at the New York World's Fair (1972)
Este
es el registro de un comentado concierto que Pacheco ofreció
en un encuentro cultural neoyorquino, durante el cual se acompañó
de Pete “Conde” Rodríguez como vocalista. Las mejores
canciones del disco son “Se me fue”, “Soy del monte”
y “Goza negro”.
Rubén Blades,
Buscando América (1984)
Un
trabajo de fusión de ritmos pero, también, de profunda
reflexión en torno a nuestro continente. Esto es “salsa
pensante”, compuesta, arreglada e interpretada por el principal
intérprete salsero de Panamá. Incluso “Decisiones”
y “Desapariciones”, dos temas cubiertos mil veces por otros
artistas.
Willie Colón,
Cosa nuestra (1971)
Qué
carátula la de este disco osado, un trabajo temprano pero suficiente
para que Willie Colón ganara reconocimiento eterno. Sus composiciones
más los arreglos de Johnny Pacheco y la voz de Héctor
Lavoe es material suficiente para un ladrillazo de talento salsero,
con grabaciones clásicas como “Che che cole”, “No
me llores más” y “Ausencia”.
Un
disco clásico, por la colaboración en plena forma de estos
dos tremendos salseros. Todas las canciones son composiciones de Blades,
quien se preocupa de reflexiones de tipo humanista y abandona el molde
amoroso por críticas de mayor agudeza social (como en “Plástico”,
contra el consumismo). El disco incluye dos enormes clásicos
de sus carreras: “Buscando guayaba” y “Pedro Navaja”,
la historia de un pillo callejero que comprueba que la vida da sorpresas,
cuando ya es demasiado tarde. Una canción enorme, capaz de convertir
en arquetipo social una historia sencilla.
Fania
All Stars es el dream-team de la salsa neoyorquina, una reunión
de los mejores músicos del sello Fania, por el cual han pasado
figuras como Ray Barretto, Willie Colón, Johnny Pacheco y Rubén
Blades. Sus presentaciones en vivo incluyen míticos shows en
estadios, y en el preámbulo de la clásica pelea entre
Ali y George Foreman (el año 1974, en Zaire). La primera etapa
de su carrera concentra puramente álbumes en vivo. Este registro,
de apenas cinco títulos, es una introducción estupenda
a la fuerza de sus conciertos, aunque el título es engañoso,
pues fue grabado no sólo en el estadio de los Yankees, en Nueva
York, sino también en el Coliseo Roberto Clemente de San Juan,
Puerto Rico. Entre los músicos presentes esas dos noches están
Ray Barretto, Larry Harlow, Willie Colón, Johnny Pacheco y Bobby
Valentin, más las voces de Santos Colón ("Soy guajiro"),
Ismael Miranda ("Qué rico suena mi tambor"), Héctor
Lavoe (“Mi gente”) y Celia Cruz (“Diosa del ritmo”).
Talentos probados e imprescindibles, todos juntos en dos noches de gloria
salsera. Posteriormente se publicó un segundo volumen.
Debe
ser el disco más popular en la carrera del percusionista, e incluso
inspiró secuelas, aunque ésta sigue siendo la versión
esencial. El disco integra doce títulos, con siete obras originales
de Puente. Es una combinación de mambo, guaguancó, guaracha,
son, cha-cha-chá y bolero de ritmo irresistible.
Un
registro más bien tardío de la intérprete cubana,
pero valioso por la confluencia de talentos (aquí figuran Tito
Puente, Johny Pacheco, La India e Isidro Infante, entre otros) y el
paseo de la fallecida cantante por clásicos de su tierra, como
“Guantanemera” y “Cucala”. Para los fanáticos
de la Celia Cruz tardía, está el hit “La vida es
un carnaval”, pero éste es un disco orientado más
bien a lo clásico.
Compilado
de estándares salseros interpretados con excepcional estilo por
el que algunos consideran el más grande intérprete de
salsa de la historia. Se incluyen “Che che cole” (grabada
junto a Willie Colón), “Te conozco” y “Eso
se baila así”.
Salsa
bastarda, salsa cubana. Desde la isla, Los Van Van defienden hace cuarenta
años el argumento de que es en el Caribe —y no en Nueva
York— donde deben buscarse los mejores exponentes del género.
Boricuas y cubanos enfrentados en un debate eterno, en el cual el grupo
Los Van Van aporta sólidos argumentos para votar por estos últimos.
Pero es mejor no buscar en sus discos el género estricto de la
salsa. La timba, el bolero, el mambo, el jazz y el “songo”
se combinan en el trabajo de esta orquesta, la más popular de
Cuba actualmente. En este disco doble, el grupo dirigido por Juan Formell
ha concentrado los mayores éxitos de una carrera iniciada en
1969. La mayoría de los 24 títulos son originales de la
orquesta, con espacio para unos pocos covers, incluyendo “Que
le den candela”, de Rodrigo Cárdenas y “Ya tu campana
no suena, de César Pedroso. 
Hay
muchos discos destacados del conguero, pero los expertos recomiendan
Acid como una muestra elegante de soul latino y salsa instrumental,
la marca de Barreto. Hay, incluso, algo de psicodelia en este disco
que incluye hits entre-géneros, como “A deeper shade of
soul”.
Este
es el registro de un comentado concierto que Pacheco ofreció
en un encuentro cultural neoyorquino, durante el cual se acompañó
de Pete “Conde” Rodríguez como vocalista. Las mejores
canciones del disco son “Se me fue”, “Soy del monte”
y “Goza negro”.
Un
trabajo de fusión de ritmos pero, también, de profunda
reflexión en torno a nuestro continente. Esto es “salsa
pensante”, compuesta, arreglada e interpretada por el principal
intérprete salsero de Panamá. Incluso “Decisiones”
y “Desapariciones”, dos temas cubiertos mil veces por otros
artistas.
Qué
carátula la de este disco osado, un trabajo temprano pero suficiente
para que Willie Colón ganara reconocimiento eterno. Sus composiciones
más los arreglos de Johnny Pacheco y la voz de Héctor
Lavoe es material suficiente para un ladrillazo de talento salsero,
con grabaciones clásicas como “Che che cole”, “No
me llores más” y “Ausencia”.